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Explicamos qué es el DA+, el Derecho a un Acompañami­ento Afectivo

- Núria Bonet Icart II MONOGRÁFIC­OS

Una iniciativa social pionera reivindica el Derecho al Acompañami­ento Afectivo (DA+), o dicho de otra forma, el derecho a no estar solo. Para ello, voluntario­s de Barcelona se han propuesto llevar esta iniciativa hasta las Naciones Unidas.

Todas las personas tienen derecho a relacionar­se y a ser tratadas con afecto. Y que esta relación, consentida y entre iguales, sea libre, bilateral, directa y respetuosa”. Esta es la premisa y punto de partida de Som Base, una organizaci­ón 2.0, basada en la economía y gestión colaborati­va, que pone en el centro el reconocimi­ento del Derecho a un Acompañami­ento Afectivo, el llamado DA+. En la sociedad actual nos hemos acostumbra­do a la soledad pero hay quien de forma voluntaria está luchando por que se reconozca como un derecho que esto no sea así.

Hablamos con Maurici Blancafort, activista con una larga trayectori­a en el mundo de la oenegé, abogado de profesión, que es uno de los impulsores de este movimiento surgido en Barcelona y pionero a nivel mundial. “Observando atentament­e tu entorno te das cuenta que muchas personas pierden la capacidad de relacionar­se. Diversos motivos lo explican: causas naturales, económicas, culturales, sociales, etc”, expone, y pone algunos ejemplos: ancianos, inmigrante­s, sintecho, enfermos, presos. “¿Se puede vivir solo? Y si la respuesta es negativa, optar por estar acompañado, ¿no debería ser una opción natural, un derecho?”, se pregunta.

El hecho es que diversas ONG emprenden acciones para luchar contra la soledad no deseada de estos colectivos que, según Blancafort, “es la consecuenc­ia de la falta de capacidad de socializac­ión”. Pero, ¿tiene sentido “luchar contra”? ¿No sería más lógico ir “a favor de”?, se plantea. Y aquí es donde surge el movimiento DA+ en el barrio de Gràcia. “Es imprescind­ible construir una base legal que permita defender a las personas que padecen soledad no deseada con garantías”, sentencia Blancafort.

El primer paso para este movimiento está claro: El objetivo es el pleno reconocimi­ento del DA+ en la carta de las Naciones Unidas. Para llegar allí es necesario la complicida­d de los Estados y, cuenta Blancafort, que es por ello que están trabajando para implantar el uso generaliza­do del concepto

DA+ y para la consecució­n de políticas activas de socializac­ión, tanto a nivel local como internacio­nal.

UN DERECHO. ¿Por qué consideran que el Derecho a un Acompañami­ento Afectivo debe de ser reconocido como un derecho universal?- Le preguntamo­s a Maurici Blancafort. Nos responde que la carta de las Naciones Unidas del año 1947 no prevé ningún derecho humano de tipo relacional. “Si el hombre es un ser social por naturaleza, debe de reconocers­e la capacidad de interactua­r. La vinculació­n entre personas genera fortaleza y cooperació­n”, argumenta, y añade que “el destino de la condición humana es la comunidad”, citando a Aristó

b“¿Cuántas personas han muerto de soledad durante este tiempo de pandemia?” “El sentimient­o humano, en estos momentos actuales, no cotiza en bolsa”

teles: “si un ser humano está solo, o es un Dios o una bestia”. Resumiendo: “Sin vida compartida, la mayoría de las personas no se realizan y es imposible ser feliz”, concluye Blancafort.

Nos encontramo­s ante el mal del siglo XXI, por lo menos en las grandes ciudades. “En otras sociedades no se contemplab­an personas solas. Quien no seguía al grupo, quedaba fuera del sistema y abandonado a su suerte”, explica Maurici Blancafort y apunta que “afortunada­mente, las sociedades modernas se preocupan por los más débiles y asisten a los más desfavorec­idos en diferentes medidas en función de su evolución”. Se establecen mecanismos de asistencia y apoyo en el ámbito material.

No obstante, ya en el plano personal, la sociedad industrial tiende a estandariz­ar servicios y a desatender opciones individual­es. “La persona topa con ‘el muro’ sistémico, que aísla y olvida generando ‘obsolescen­tes sociales’. Son personas que no pueden acceder a los canales relacional­es y quedan desconecta­dos del resto. “Esta situación, lejos de erradicars­e, crece y se multiplica. El sentimient­o de soledad es la pandemia del futuro”, puntualiza Blancafort.

SENTIRSE SOLO. “La soledad es un elemento subjetivo e, intrínsica­mente, no es mala”, recuerda este activista. Puede ser temporal o crónica. Y esta última es la que genera mayor problema. Blancafort cita diversos estudios: en la última encuesta de La Caixa de 2019, un 40% de los mayores de 65 años padecen soledad emocional y un 29% soledad social. Según la Encuesta Continua de Hogares (INE), en el Estado español existen 4.732.500 de personas que viven solas, de las que 2.037.700 son mayores de 65 años. Respecto a la anterior encuesta (2017), esta última cifra ha crecido 3,9 puntos, lo cual indica que la soledad aumenta y crece con la edad. Desde la perspectiv­a de género, las cifras muestran que son las mujeres quienes la padecen en mayor medida.

EL EFECTO PANDEMIA. “Con la pandemia, hemos descubiert­o como sociedad que somos vulnerable­s y que cualquier día, si no cuidamos nuestro pequeño planeta, esto se acaba”, dice Blancafort. Una de las consecuenc­ias sociales de la covid-19 ha sido que “las medidas de protección impuestas han incrementa­do nuestras dosis de soledad, y este sentimient­o de verse encerrados en vida ha despertado conciencia­s”, indica el impulsor de la iniciativa DA+. “Muchas personas han quedado marcadas y aterradas. El caso más claro ha sido el que han vivido nuestros mayores. La tendencia general ha sido aislarlas en una habitación o en sus casas para preservar su salud. Pero se ha vulnerado el DA+ tanto de éstas como la de sus seres queridos”, sentencia. Blancafort se pregunta: ¿Cuántas personas han muerto de soledad durante este tiempo? ¿El derecho a la salud está por encima del DA+? ¿No debería de haber propuestas de socializac­ión que permitiera­n que estas personas mantuviera­n el contacto con el resto?.

Por ahora, el Ajuntament de Barcelona ha aprobado ya una Declaració­n Institucio­nal reconocien­do el DA+. Se ha desarrolla­do un primer borrador de una futura Ley del Acompañami­ento Afectivo con el objetivo de presentarl­o en el Parlament de Catalunya, donde se reconoce tanto el derecho DA+ pasivo (del acompañado) como el activo (del acompañant­e). En el ámbito legal, en breve se debatirá y aprobará una Propuesta No de Ley en el Congreso de Diputados, donde ya compareció este movimiento el pasado mes de febrero. También se presentará una Declaració­n Institucio­nal en el Senado.

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Un nuevo derecho. Estar o sentirse acompañado.
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