El Periódico - Castellano

Entrevista

Hablamos con dos enfermeras que comparten sus inquietude­s y su visión de futuro frente a la covid

- N. B. I. II

La pandemia ha supuesto muchas pérdidas a todos los niveles pero hablamos con dos profesiona­les de la salud que han estado al pie del cañón desde las primeras olas de la covid-19 para que nos cuenten, también, cuáles han sido las ganancias.

En la III Jornada de reflexión sobre nuestras pérdidas como parte de la vida, Gemma Figa, enfermera y gestora de casos del Centro de Atención Primaria Poble Sec-Montjuïc, y Nidia Suárez, enfermera de la UCI del Hospital Sagrat Cor de Barcelona y vicepresid­enta del Comité de Ética de esta institució­n, explican cómo se han sentido durante todos estos meses.

*¿Cómo os sentís, un año después de la primera ola?

-G.F: Ha sido un cambio abismal. Primero sentí desolación, descontrol, incertidum­bre, impotencia. Tenemos que estar acostumbra­dos a vivir con incertidum­bre... ¡pero tanta! Nos desboradab­a, era demasiado para una persona. Ahora todos estamos viendo la luz con la vacunación.

-N.S: En la primera ola, sobre todo, sentíamos la incerteza pero también un subidón de adrenalina que creo que nos ha hecho sobrevivir. Ha sido importante el cómo nos lo tomamos, el sentirnos invencible­s,

creer que somos fuertes, pensar que podíamos con eso para poder superarlo. Ahora hay esperanza pero también mucho cansancio. Confiamos en las vacunas.

*¿El equipo os sigue sosteniend­o?

-N.S: Si no hubiera sido por el equipo no hubiéramos sido capaces de llevarlo. Somos familia ya de normal, pasas la mitad de tu vida con ellos, esto ha sido una experienci­a tipo Gran Hermano, si no llega a ser por cómo nos hemos apoyado y en muchos casos reinventad­o... Hemos asimilado un trabajo, con un personal que muchas veces no era suficiente: casos covid, UCIs extendidas en quirófanos, etc. Si no llega a ser por la colaboraci­ón y la reinvenció­n, no hubiéramos sobrevivid­o.

-G.F: Cuando hay una presión asistencia­l tan grande, con las mismas personas, durante un tiempo tan largo, hay más tensiones, los ánimos no son los mismos, se va notando el cansancio. En Atención Primaria ha habido mucha atención telefónica, ha habido que cambiar muchos roles. Se nos han añadido las consultas virtuales, hemos tenido que adaptarnos a la digitaliza­ción, vacunación, PCR... Han añadido tareas extra y somos los mismos.

*En Atención Primaria, ¿ha habido pacientes crónicos a los que no se ha podido hacer seguimient­o

debido a la pandemia?

-G.F: Hubo un momento en el que todo era covid, el resto de patologías quedaron arrinconad­as. No se atendía lo que no fuera urgente, todo lo que fuera crónico y pudiera esperar, tenía que esperar. Poco a poco hemos ido retomando esta atención. Nos encontramo­s con pacientes que han sido dejados de lado y los tenemos que retornar al circuito. Pacientes crónicos con enfermedad­es más complejas, que tienen una edad avanzada, no tienen acceso a las herramient­as digitales y tenemos que hacer un seguimient­o más proactivo. Tenemos que ir con cuidado de no crear una brecha digital con los pacientes. Digitaliza­ción sí, pero manteniend­o lo presencial.

*Hubo un momento en que el personal de salud fue quien acompañó a los pacientes en su último momento de vida. ¿Qué secuelas conlleva?

-N.S: Nos inquieta en general, pero sobre todo las muertes de la primera ola: entraban los pacientes solos, se les informaba a los familiares por teléfono. Tardamos un poquito en organizarn­os bien las llamadas. En los peores casos con desenlaces de muerte, la familia no vio al paciente. Tenemos una cultura y una necesidad de despedirno­s de nuestro ser querido y no poderle acompañar va a dar lugar a duelos patológico­s o mal llevados. Así que animo a los familiares a ponerse en manos de profesiona­les. Hubo muertes inesperada­s, pero la mayoría fueron por mala evolución, por un fracaso en el tratamient­o... podríamos por lo menos hablar con la familia antes. En las UCI podíamos avisar que íbamos a estar allí, que le daríamos una pequeña despedida. Pero quien estaba en hospitaliz­ación no podía hacer este acompañami­ento. Esa persona estaba sola, a la familia no se la podía

avisar... La parte más dura la han llevado allí.

*Hablamos sólo de pérdidas, pero ¿habéis sumado ganancias durante esta pandemia?

-G.F: Hemos ganado un máster en improvisac­ión, nos hemos tenido que adaptar a situacione­s adversas e inesperada­s sin planificac­ión. Tenemos que aceptar las cosas, nos hemos acostumbra­do a la incertidum­bre. No podemos ser cuadricula­dos, tenemos que tomárnoslo bien. A nivel laboral, se ha avanzado mucho en la telemedici­na y la digitaliza­ción.

-N.S: Ha sido un empujón para darnos cuenta de lo valiosos que somos en nuestra profesión, del valor de trabajar en equipo. Se ha puesto en evidencia que es la mejor forma de apoyarnos, de trabajar mejor. ¿Durará en el tiempo? No nos olvidemos, hubo cosas que se hicieron como pudimos pero no siempre acertamos.M

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