La Unión Europea lanza su plan de desconexión energética de Rusia
▶ La Comisión estima en 210.000 millones el coste de las inversiones necesarias
La guerra de Vladímir Putin contra Ucrania ha puesto de manifiesto la elevada dependencia y vulnerabilidad energética de la Unión Europea respecto a los combustibles fósiles procedentes de Rusia, de donde importa el 40% del gas que consume, el 28% del petróleo y el 46% del carbón. Para acelerar al máximo la reducción y librarse «cuanto antes» de los hidrocarburos rusos, la Comisión Europea presentó ayer su nueva estrategia, bautizada con el nombre de RepowerEU, que pivotará sobre tres ejes: más energías renovables, más eficiencia energética y diversificación de las importaciones de gas. Hacer realidad este plan, según las estimaciones de Bruselas, requerirá de 210.000 millones de euros en inversiones hasta 2027.
«La guerra de Putin está desestabilizando el mercado energético mundial. Muestra hasta qué punto somos dependientes de los combustibles fósiles importados. Y lo vulnerables que somos al depender de Rusia para importar nuestros combustibles fósiles. Ahora debemos reducir lo más rápidamente posible nuestra dependencia energética de Rusia. Podemos hacerlo», dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras la adopción del nuevo paquete de propuestas con el que bascular hacia una independencia energética que hasta hace unos pocos meses nadie salvo Polonia o los países bálticos se planteaban.
Diversificar el suministro
De la noche a la mañana la «brutal» guerra contra Ucrania lo ha cambiado todo y ha convertido en extremadamente urgente la desconexión porque seguir dependiendo y pagando por el gas y el petróleo ruso –unos 800 millones de euros diarios– supone, en primer lugar, seguir financiando la maquinaria de guerra del Kremlin. De momento, los Veintisiete ya han decidido librarse del carbón, sujeto a las sanciones europeas, pero batallan todavía por adoptar un embargo contra el petróleo aunque de momento el gas sigue sin estar sobre la mesa.
Tras la decisión de Moscú de cortar el suministro a Bulgaria y Polonia, Bruselas es consciente de que puede ser cuestión de tiempo que el régimen de Putin cierre el grifo. Para anticiparse, plantean diversificar la importación de petróleo, gas e hidrógeno, construir nuevas infraestructuras y crear una plataforma voluntaria para la compra conjunta que mejore la capacidad de negociación de los Veintisiete y les permita lograr precios más baratos.
«De este modo podremos asegurar las importaciones de energía que necesitamos sin competencia entre nuestros Estados miembros», sostiene Von der Leyen, cuyo Ejecutivo lleva meses negociando con países como Estados Unidos, con quien cerró un acuerdo en marzo pasado, Noruega, Qatar o Egipto. Esta apuesta requerirá, no obstante, de inversiones multimillonarias y reformas masivas que Bruselas propone financiar con los préstamos no utilizados del programa Next Generation EU en su mayor parte, fondos de la cohesión, ayudas agrícolas y el Banco Europeo de Inversiones entre otros organismos. ■