El Periódico - Castellano

«¿Leche para los niños o compresas?»

Mujeres en situación de pobreza imploran una rebaja de los precios de los productos de higiene íntima. La asociación Gràcia Participa organiza en su economato una recogida de productos.

- ELISENDA COLELL

Llegó de El Salvador hace más de dos años, tiene dos hijas y trabaja cuidando a personas mayores de forma esporádica. «Estoy sin papeles y no nos hacen contrato ni a mí ni a mi marido. Vamos haciendo trabajos, pero con lo que tenemos no llegamos a fin de mes», cuenta Natalia Lara. Lo poco que ingresa lo dedica a pagar el techo donde vive con su familia. Comen porque pueden acceder al Rebost Solidari del barrio de Gràcia de Barcelona a través de Servicios Sociales. ¿Y cuando les viene la regla? «Nos apañamos como podemos, con trapos o toallas antiguas.

Cuando voy a comprar tengo que elegir entre la leche para mi bebé o las compresas», dice. Como Natalia Lara, una de cada cuatro españolas no puede costear los productos de higiene íntima según el estudio Equidad y Salud Menstrual, una realidad que las entidades sociales intentan solventar con campañas solidarias.

Los lunes por la mañana, una comadrona visita la asociación Gràcia Participa. Allí se reúnen varias mujeres en apuros económicos para poder conocer temas esenciales de salud de la mujer y plantear dudas. Sentadas encima de unas esterillas, comparten problemas como la dificultad para adquirir compresas, tampones o copas menstruale­s. «Recuerdo que un día fuimos al supermerca­do a comprar con mi hija y me pidió unas galletas para merendar. Yo tenía previsto comprar compresas para mí, pero no me llegaba para todo y, bueno, pasé el mes con trapos. No le puedo decir a mi hija que no podrá merendar», explica cabizbaja Rosario, otra mujer que, a pesar de que ahora ya no tiene la regla, ha pasado por demasiadas penurias cuando era más joven. «Sí, a mí también me pasa. Compras para tus hijos, tu marido... Y piensas que si te compras las compresas no habrá para la leche de mi bebé, o para la barra de pan que es importante para el desayuno. Y decides no comprarlo porque no te lo puedes permitir», asiente Lara.

«Mi problema es que tengo la menstruaci­ón muy fuerte, me baja mucha sangre y tengo que comprar las compresas más gruesas, pero también más caras», reconoce Jenny Espinosa, otra madre presente en la charla. «Los días que las consigo comprar es porque están de oferta, pero tengo que usar otras que son más finas porque no llego. O me las cambio menos para que me duren más tiempo», explica. «Al final es un problema porque se me manchan las sábanas, los pantalones... y tengo que hacer más lavadoras y me sube la factura de la luz...», explica Espinosa, también en apuros económicos.

Pantalones negros

A diferencia de los productos esenciales, las compresas, tampones o copas menstruale­s tienen un IVA similar al de los productos de lujo, de entre el 10% y el 21%, a pesar de ser un producto de extrema necesidad. «Yo pido que sean gratuitos o al menos que nos lo rebajen», implora Espinosa. Mientras no ocurre, estas mujeres tienen que apañarse con medidas antihigién­icas y que les ponen en importante­s apuros sanitarios. «Acabas recurriend­o a paños que tengas en casa, toallas...», asume cabizbaja Lara. «¡O ropa negra para que no se vea! Yo llegué a mancharme hasta las rodillas!», exclama Rosario. «El problema es que es muy incómodo ir con el trapo doblado. Molesta al andar, a mí se me irrita la piel, te salen llagas, infeccione­s... Es lo peor», se queja Delia, otra mujer con los mismos apuros. «Las toallas de algodón se pueden usar pero las tenéis que ir cambiando, lavando... y usar polvos de talco y cremas hidratante­s», sugiere la comadrona, aunque añade: «Aquí el problema es que no tenéis capacidad de elección». Todas asienten.

La imposibili­dad para acceder a los productos de higiene les pasa factura en las tareas diarias. «Optas por posponer cosas por miedo a sentarte en el metro. Dejas de hacer cosas y te quedas en casa», reconoce Espinosa. ¿Y no ir a trabajar? Todas lazan un «no» al unísono. «Con lo poco que ganamos... ¿Cómo nos lo vamos a permitir? Te pones un pantalón negro, un jersey en la cintura, y cruzas los dedos», sigue Lara. «Es que los ahorros y el poco dinero que tenemos no dan para tanto. Por eso pensamos antes en nuestros hijos, en nuestros esposos, que en lo que nosotras necesitamo­s. Aprendes a ahorrar en todo y las cosas para ti las ves como algo prescindib­le. Y por el precio .... ¡Es demasiado caro!», resume Espinosa.

La asociación Gràcia Participa, que es la que las acoge, hace dos años que creó el Rebost Solidari. Se trata de un almacén donde, mensualmen­te, asisten 400 familias cada mes derivadas por servicios sociales que no pueden costear la alimentaci­ón. Funciona como un supermerca­do, pero en vez de euros los productos se pagan con puntos. «Muchas veces las compresas están al final de todo, y cuando llegas ahí no te da para más», explica Lara. La comida se la proporcion­a el Banco de Alimentos. «Pero nadie ofrece los productos de higiene femenina. Los tenemos que comprar nosotros y no nos llega para financiarl­o a todas las usuarias», asume Josep Manel Alejandre, secretario de Gràcia Participa.

Es por ello que esta entidad inicia el próximo lunes una campaña que durará una semana de recogida de compresas, tampones, copas y bragas menstruale­s en siete puntos de recogida en el barrio de Gràcia. «Cada mes necesitamo­s unas 3.000 unidades», cuenta Aurora Algas, responsabl­e de la campaña. «Es de vital importanci­a que estas mujeres puedan acceder a estos productos básicos: les marca directamen­te en sus vidas, poder ir a trabajar, ir a la escuela... ■

«Cuando viene la regla nos apañamos como podemos, con trapos o toallas viejas», dice Natalia

Compresas, tampones y copas menstruale­s tienen el mismo IVA que los productos de lujo

 ?? Ferran Nadeu ?? Taller en el Rebost Solidari de Gràcia sobre salud femenina, con la participac­ión de una comadrona.
Ferran Nadeu Taller en el Rebost Solidari de Gràcia sobre salud femenina, con la participac­ión de una comadrona.

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