Tapetes de autor contra los atentados fascistas a Picasso
Espais Volart reúne 400 piezas de artistas en homenaje al pintor realizadas en 1972, cuando el genio malagueño cumplió 90 años y sufrió las iras del fascismo español.
El 25 de octubre de 1971, Pablo Picasso cumplió 90 años. Este acontecimiento proporcionó mucha visibilidad al artista, conocido no solo por su obra sino también como una figura representativa de libertad. Abiertamente ateo, comunista y antifranquista, su persona no agradaba al régimen del dictador y menos a los sectores ultramontanos situados a su derecha. Por eso, pocos días después de su aniversario, diversos grupos reaccionarios emprendieron una campaña de atentados contra el genio malagueño.
Uno de los objetivos de dichos vandalismos fue la galería Taller de Picasso, en Barcelona, que sufrió un ataque con cócteles molotov y resultó incendiada. El joven galerista Santiago Pelet ideó un homenaje al pintor, en apoyo a su obra y en repulsa de las acciones de destrucción emprendidas contra él. Para elaborar dicho reconocimiento, artistas visuales, músicos, escritores y gente del cine y del teatro fueron invitados a crear un tapete dedicado a Picasso. Participaron más de 270 figuras nacionales e internacionales, entre las que destacan Rafael Alberti, Joan Brossa, Pau Casals, Joan Miró, Pablo Neruda y Antoni Tàpies.
La muestra de solidaridad dio origen a una colección de 400 tapetes, adquirida hace poco por la Fundación Vila Casas y exhibida bajo el nombre Homenaje a Picasso. Vallauris, 1972. Está comisariada por Nádia Hernández y se expone en los Espais Volart de Barcelona desde hoy y hasta el 2 de octubre.
Cambio de tercio
Al comenzar a planearse el tributo, Tàpies propuso a Pelet la elaboración de las piezas en formato folio, porque su creación sería fácil, ocuparía poco tiempo a los artistas y pasaría más desapercibida ante la censura. Eso fue lo que se acordó en un principio, hasta que Salvador Dalí planteó la opción del tapete.
Él ya había trabajado este material con anterioridad en dos obras. Un boceto preparatorio de lo que luego se convirtió en el famoso lienzo El gran masturbador y un retrato de su musa, Gala, el primero que le dedicó, mucho antes de que se convirtiera en su esposa. De este último también existe una reproducción en la exposición.
«Aunque el tapete no fuera un formato de uso habitual para muchos
Tàpies propuso crear las obras en folios por ser más fácil, pero al final ganó la idea de Dalí
de los que participaron en el homenaje, quisieron colaborar con la causa. El contenido no guarda relación con Picasso y su arte, sino que se planteó como una iniciativa que celebraba al hombre y no solo su trabajo», explica Hernández.
La Fundación Vila Casas se suma también a la celebración del Año Viladot, dedicado a rememorar la trayectoria del escritor y artista catalán. Lo hace con una exposición individual, la primera que se dedica al autor en exclusiva en Barcelona desde 1980. Guillem Viladot, l’experimentació incessant, comisariada por Pau Minguet, también se exhibirá en Espais Volart hasta el 2 de octubre.
Incluye 116 obras y muestra su parte más plástica. Una auténtica inmersión en el imaginario Viladot. Su indisciplina creativa se refleja en los objetos descontextualizados que componen el recorrido. Piedras de río, lanzaderas de hilo, colajes, recortes… todos ellos recuerdan el ambiente rural y la tradición agraria de su Agramunt natal. «Viladot es muy reconocido como escritor, pero tiene una parte menos explorada, su faceta artística. Es una pena porque tiene mucho que ofrecer», asegura Minguet.
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