Una respuesta para el ‘día cero’
Los ejércitos de los países aliados trabajan en reforzar sus mecanismos de coordinación y control. Se persigue que la OTAN pueda responder rápidamente a un ataque a uno de sus miembros.
Los ejércitos OTAN desarrollan planes para integrar sus mandos regionales y mejorar la respuesta de la Alianza en el día cero de un ataque a uno de los aliados. Se desarrolla un mandato de la Cumbre de Madrid. En su informe anual, el secretario general, Jens Stoltenberg, dice que los aliados «refuerzan sus mecanismos de mando, control y coordinación».
Lo verbaliza Gordon G. Skip Davis, experto del think tank Atlantic Council, en un informe sobre deficiencias de coordinación: en caso de agresión contra un país miembro similar a la sufrida por Ucrania, «¿podría la OTAN responder con la velocidad, la escala y la coherencia necesarias para evitar el éxito inicial del ataque?». O sea, si los mandos coordinados podrían mover con agilidad –y sabiendo hacia dónde, contra qué y para defender qué– los 300.000 efectivos de la Fuerza de Reacción (multiplicada por 8 en la cumbre de Madrid) que la Alianza desplegaría entre los días 0 y 10 de un hipotético conflicto.
Para buscar candidatos a sufrir ese ataque «solo hay que mirar dónde hay hoy misiones OTAN de disuasión y vigilancia en Europa», explica una de las fuentes militares españolas consultadas. Clara alusión a países del Báltico. Para mejorar la respuesta en un «día 0», los estados mayores trabajan en lo que la jerga militar llama C4ISR, siglas en inglés de Mando, Control, Comunicaciones,
Computadoras, Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento. O sea, el «sistema nervioso» de cada ejército. Lo llama así Davis en su trabajo, presentado por el Atlantic Council el 23 de marzo. En el C4ISR se usa la inteligencia artificial. El algoritmo combate en Ucrania. De hecho, el más numeroso batallón de la guerra es el de los datos. Las fuentes militares consultadas creen acertada esa metáfora del «sistema nervioso», pero la amplían más allá de lo militar: la reacción en un día cero afecta a todo el país y a sus infraestructuras críticas.
Aplicación como la de Uber
En la OTAN se habla de reforzar la «resiliencia cibernética» de las estructuras civiles a la luz de lo aprendido en Ucrania, país que sufrió, el día de la invasión, un ataque informático que echó abajo las redes de la policía y de su sistema sanitario. Pero Ucrania no solo ha sido una presa. El informe del Atlantic Council pone de relieve el éxito del C4ISR del ejército ucraniano, apoyado por ingenieros británicos, en sus ataques a fuerzas rusas con otra arma basada en el dato. Se llama GIS ARTA y es una aplicación similar a la de Uber. Acumula información de localizadores GPS y fuentes cerradas y abiertas para señalar objetivos a la artillería. Para los carros de combate, silos de munición, baterías y puestos de mando rusos –con sus generales– ha sido letal.
De cómo de terriblemente efectiva resultó una combinación de datos habla la matanza de un centenar de soldados rusos en la Nochevieja en un edificio de Makiivka (Donetsk). Los detectó el algoritmo artillero en cuanto usaron sus móviles para llamar a Rusia a felicitar el año a sus familias.
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La Alianza apunta a la «resiliencia cibernética» de las estructuras civiles tras lo visto en Kiev