Los oligarcas rusos suman otros 13.000 millones en 2023
▶ El conflicto con Ucrania ensancha las diferencias entre las grandes fortunas y el resto ▶ Mientras el 13% es pobre, 135 magnates tienen el 35% de los bienes
La Rusia actual no es comunista como su predecesora, la Unión Soviética, ni quiere serlo. Aunque bebe de su iconografía en determinados elementos, se trata más bien de un fósil, algo que ha dejado de existir. En las calles más céntricas de las principales ciudades rusas, es habitual ver coches de alta gama que rugen cuando el conductor quiere lucir su estatus delante de sus compatriotas. Algo totalmente diferente a lo que se puede ver en ciudades más pequeñas y sin oportunidades, donde muchos coches de la época soviética, mejor o peor cuidados, siguen rodando por las carreteras.
Agencias de noticias rusas como Tass se hacían eco recientemente del aumento de la fortuna de los empresarios más ricos de Rusia, que se estima que se ha incrementado desde principios de este año en cerca de 13.170 millones de dólares, mientras que las previsiones auguran que el ruso medio verá cómo su poder adquisitivo decrecerá en el futuro próximo, hasta colocarse en niveles inferiores a los de 2012. En la lista a la que hace referencia la agencia rusa destacan Vagit Alekpérov, el fundador de la petrolera Lukoil, que incrementó su fortuna en 3.170 millones de dólares –se estima que su patrimonio de es de 18.500 millones– o Leonid Mijelsón, de la gasística Novatek, que ganó 1.650 millones, para llegar hasta los 26.300.
En Rusia, existe una imponente brecha entre los más ricos y los más pobres, pues solo 135 personas –los comúnmente conocidos como oligarcas– ostentan cerca del 35% del PIB nacional, mientras que hay un 13% de los rusos que viven en la pobreza. Es habitual ver a gente de la tercera edad vendiendo sus objetos personales de la época de la Unión Soviética, flores o frutas a pesar de que, como herencia de los tiempos de la URSS, muchos de ellos poseen un piso en propiedad o una habitación en una komunalka –un piso compartido por diferentes familias–, por lo que no pagan alquiler. Esta práctica de seguir trabajando se debe a que las pensiones son muy reducidas para muchos de ellos, la media es de 180 euros mensuales, y en muchas ocasiones dependen de sus hijos para poder sobrevivir.
Por poner un ejemplo de cómo funciona la jetset rusa más pudiente, se estima que 370 de los yates de más de 30 metros –un 8,8%– pertenecen a multimillonarios rusos. Su precio medio, según los especialistas, oscila alrededor de tres millones de euros. Mientras, el salario mínimo ruso es de 200 euros y el medio, de 700 euros en todo el país. Sin embargo, en muchas regiones esta última variable es considerablemente inferior como es el caso de repúblicas del sur de Rusia como Chechenia, Ingushetia o Daguestán, con registros de cerca de 300 euros mensuales de media.
Regiones con petróleo
En algunas partes del país, sobre todo en el Cáucaso y Siberia, no hay agua corriente ni transporte público
Mientras que Moscú y algunas regiones productoras de petróleo del Ártico son las zonas más ricas de Rusia, el Cáucaso y Siberia son las más pobres y los lugares donde se notan más las dificultades del día a
día. Incluso hay partes de la Rusia rural donde no hay agua corriente, en algunas regiones esto se debe a la imposibilidad de tener cañerías funcionales en invierno, con temperaturas de 40 grados, aunque normalmente hay alternativas para el suministro de agua.
Mientras las grandes ciudades, en especial Moscú y San Petersburgo, tienen una excelente comunicación con transporte público, hay ciudades más pequeñas –que pueden rondar los 100.000 habitantes– sin ninguna infraestructura ni siquiera las célebres marshrutkas (minibuses). Este sistema cubre lo que los autobuses no pueden hacer en muchas localidades, incluso en la misma capital, aunque fuera de grandes ciudades suele tener poca frecuencia y poca puntualidad, además de ser vehículos antiguos.
Incluso en momentos como el actual, esto se palpa en las preocupaciones de gente de diferentes regiones. Mientras que una moscovita, Masha, apunta que le inquieta «no poder viajar a Europa aunque la mejor opción es viajar a Turquía», en otras partes de Rusia, la fuente de desvelos es más bien que ahora «solo se puede pagar comida y gastos básicos», tal y como asegura Ruslana. En el caso de los hombres, las diferencias radican en la posibilidad de ser reclutados. Siberia y el Cáucaso han enviado a Ucrania proporcionalmente más soldados que Moscú y San Petersburgo, a pesar de que ambas ciudades cuentan en total con 20 millones de habitantes, alrededor del 15% del total de la población de Rusia.
El salario mínimo es de 200 euros y el medio, de 700, pero hay zonas donde no llega a los 300