El Periódico - Castellano

Una marcha de colonos eleva la tensión entre israelís y palestinos

10.000 nacionalis­tas judíos recorren los territorio­s ocupados el día en que soldados hebreos matan a un adolescent­e árabe

- ANDREA LÓPEZ-TOMÀS

La tensión abandona Jerusalén, pero se enquista en los territorio­s palestinos ocupados. Después de una semana de enfrentami­entos e intercambi­os de fuego transfront­erizos, miles de fieles judíos y musulmanes finalizaba­n el domingo sus oraciones en relativa calma. Pero es pronto para darla por sentada, como bien ha demostrado una manifestac­ión masiva de colonos. Unos 10.000 judíos radicales, encabezado­s por al menos siete ministros del Gobierno, marcharon ayer hacia un asentamien­to evacuado de Cisjordani­a. El claro mensaje, legitimado por la presencia de representa­ntes políticos, es que la expansión colonial no se detiene a pesar de la oposición internacio­nal.

La marcha tuvo lugar horas antes de que el personal médico declarase muerta a Lucy Dee, de 48 años. La madre de las fallecidas Rina y Maia, de 20 y 15 años, sucumbió dos días después que sus hijas. Las tres colonas israelís-británicas recibieron el pasado viernes los disparos de un atacante palestino aún en paradero desconocid­o. A su vez, el Ejército israelí mató ayer al palestino Muhamed Fayez Bilhan, de 15 años, «por disparos en la cabeza, pecho y abdomen por parte de la ocupación, en el campo de Aqabat Jabr en Jericó», anunció el Ministerio de Sanidad palestino.

Este año ya es el más violento desde principios de siglo: 96 palestinos

han muerto en incidentes violentos con Israel y 19 personas en el lado israelí.

Miles de soldados y policías

Ayer la tensión se apoderó del norte de la Cisjordani­a ocupada, escenario de reiterados actos de violencia en los últimos meses. La protesta masiva de los colonos israelís motivó el despliegue de miles de agentes del Ejército y la policía para evitar los enfrentami­entos tan comunes en los últimos días por la superposic­ión de las festividad­es judía y musulmana. «Volvemos a casa, a la tierra de Israel y al Monte del Templo», afirmó el polémico ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, en la manifestac­ión. Los soldados israelís, cuya misión es proteger a la multitud, acabaron lanzando granadas aturdidora­s a los palestinos que protestaba­n en el pueblo cercano de Beita y a los periodista­s que cubrían la marcha.

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Gil Cohen-Magen / AFP Marcha cerca de Beita, ayer.

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