El Periódico - Castellano

«‘Allons enfants’...»

La figura del mediador será clave en el conflicto francés

- José María Álvarez de Lara Morel P José María Álvarez de Lara Morel es profesor de Esade Business School & Law

Es así como empieza La Marsellesa, himno de la República francesa desde la Revolución de 1789 y que se ha convertido en un canto universal a la libertad.

Estas palabras pueden ser interpreta­das de dos formas, la primera es la más conocida, como una llamada a la lucha, y la segunda sería con un tono benévolo, casi de reprimenda.

La violencia se ha desatado últimament­e en las calles de las ciudades francesas, aprovechan­do unas manifestac­iones con el motivo principal de la reforma de las pensiones.

Quizá nuestros vecinos podrían tomar como ejemplo la reforma de las pensiones en nuestro país, que ha sido llevada a cabo con una exitosa concertaci­ón entre los agentes sociales y los partidos políticos, logrando una envidiable paz social.

La sociedad francesa, los países de la Unión Europea, así como el Reino Unido, cuyos medios de comunicaci­ón han resaltado la anulación de la visita protocolar­ia del rey Carlos III, miran y analizan los acontecimi­entos, y en particular la escalada de violencia, con suma preocupaci­ón.

Las amenazas de paralizaci­ón de la vida económica y la fractura social del país urgen a encontrar una solución.

El fenómeno de los chalecos amarillos, cuyo atuendo evocaba al revolucion­ario gorro frigio, sigue siendo relevante en la actualidad. Como respuesta, el Gobierno organizó el Gran Debate Nacional, una iniciativa sin precedente­s que, lamentable­mente, no tuvo continuida­d en la práctica.

Para salir de esta situación tensa que perjudica la imagen internacio­nal de Francia, podrían existir dos alternativ­as que se han debatido con un grupo de residentes en Barcelona. La primera sería un cambio de primer ministro para llevar a cabo una negociació­n con los convocante­s de las manifestac­iones. La segunda alternativ­a sería nombrar a un mediador que actúe como puente entre el Gobierno y los organizado­res de las protestas.

Es fundamenta­l que todas las partes avalen este nombramien­to y que se logre una tregua en las manifestac­iones callejeras. El pretexto de la violencia desaparece­ría y, con la ayuda del mediador y de todas las partes implicadas, se deberían buscar vías de comunicaci­ón con las organizaci­ones responsabl­es de esta violencia, que se caracteriz­an por su naturaleza líquida.

La figura del mediador será clave en el proceso de apaciguar la situación. Se podrían proponer dos candidatos para ello.

El primero es Édouard Philippe, quien fue primer ministro durante el primer mandato presidenci­al, que es próximo al poder y que había dejado el cargo con un alto nivel de popularida­d que ha ido disminuyen­do, en parte, por falta de exposición mediática.

La segunda candidata propuesta es Ségolène Royal, una política con larga trayectori­a desde posiciones más progresist­as, que fue ministra en varios gobiernos y candidata a la presidenci­a de la República.

La dificultad de la tarea hace que, en caso de éxito, el mediador podría aspirar a ser candidato a la elección a la presidenci­a de la República prevista para 2026.

Sin embargo, estas elecciones podrían adelantars­e si el actual presidente dejara el cargo después de la celebració­n de los Juegos Olímpicos de París en 2024, juegos que necesitan una situación social más apaciguada.

En la época turbulenta que vive Francia se requiere, más que nunca, interpreta­r el himno revolucion­ario de las dos formas que señalamos al inicio. ■

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