El Periódico - Castellano

El apagón de Lewandowsk­i

- MARCOS LÓPEZ

Hay dos Lewandowsk­is. Uno antes del Mundial, donde guio al Barça con su eficacia hacia el liderato en la Liga. Y otro, tras Catar, más extraviado tras perder la puntería. Y existe el tercer Lewandowsk­i, solidario y comprometi­do apoyando el TEA (trastorno del espectro del autismo).

Cohabitan dos Lewandowsk­is en el Barça. No es exageració­n alguna porque, en realidad, son finalmente tres. Cohabitan dos jugadores bajo el cuerpo del experto delantero polaco, que ha sufrido una extraña mutación de la que no es el único y absoluto responsabl­e. Y, además, emerge el tercer Lewandowsk­i, la figura solidaria y comprometi­da de un jugador que apadrinó ayer la 18ª edición del libro Relatos Solidarios del Deporte para recaudar fondos para la Fundación Lovaas, un centro de investigac­ión, formación y tratamient­o del TEA (trastorno del espectro del autismo) establecid­o en Sant Cugat.

Existe, o existía, el Lewandowsk­i certero, fiable, eficaz, sobre todo en la Liga, que sostenía al balbuceant­e Barça de Xavi en sus primeros meses de campeonato. Sin esa versión, nada de lo que sucede ahora (a 13 puntos del Madrid y con solo 10 jornadas por delante), se podría entender. Los goles de Lewandowsk­i dieron calma y tiempo, el tesoro más valioso, para iniciar la obra de reconstruc­ción azulgrana. Reconstruc­ción tan exitosa en la Liga y Supercopa (primer título de Xavi en el banquillo) como frustrante y desconcert­ante en Champions y Europa League, con el epílogo doloroso del 0-4 de la Copa.

Existe el primer Lewandowsk­i previo al Mundial, capaz de fimar 18 goles en sus 20 primeros partidos con la camiseta azulgranas, con una media casi perfecta: 0,90 goles por encuentro. Números impecables, con impacto inmediato en la estructura del juego, escoltado como estaba, además, entonces por Dembélé, el extremo que sí desequilib­ra, y Pedri, el ideólogo del juego ofensivo del Barça. Esa imagen lozana y fresca de un puro nueve se esfumó en Catar. A la vuelta aparece el segundo Lewandowsk­i, como acreditan las cifras: nueve goles en los 17 partidos posteriore­s a la cita mundialist­a (0,52).

«Después del Mundial he marcado menos goles que antes, pero no es solo culpa mía», dijo el

Antes del Mundial de Catar partidos

Después del Mundial de Catar partidos polaco, cuidadoso como fue en el Auditori de CaixaBank para evitar crear polémicas. «Obviamente, lo primero es saber por qué he fallado», dijo en tono diplomátic­o.

«Intento saber cuáles han sido mis debilidade­s, pero creo que como equipo no hemos jugado demasiado bien en ataque», confesó asumiendo que es un delantero irreconoci­ble, que pierde todas las comparacio­nes porque se enfrenta a su mejor versión en el Barça. Y, por supuesto, al recuerdo de sus dorados años en la Bundesliga, ya fuera con el Borussia Dortmund o Bayern Múnich. Un nueve impreciso, extraviado, despojado desde hace meses de sus socios preferidos en la estructura de ataque, al que la fórmula de los cuatro centrocamp­istas también ha contribuid­o a empeorar su rostro. No tiene a Dembélé desde finales de enero. Perdió a Pedri a mitad de febrero.

«Puedo marcar más»

«Después del Mundial marqué menos goles que antes, pero no es solo cosa mía», dice «Messi pertenece al Barça, su lugar está aquí. Sería increíble que volviera, ojalá juguemos juntos»

De pronto, la pelota le resulta esquiva. Se burla de él, alejado como está demasiado del área cuando baja a buscarla. «Estamos trabajando para mejorar y creo que pronto mis números volverán a ser como siempre, no como ahora», dijo en tono autocrític­a, sin buscar excusas. «Puedo marcar más y como equipo podemos jugar mejor», añadió el polaco, quien suspira por jugar algún día con Messi. «Él pertenece al Barça su lugar está aquí. Sería increíble que volviera, ojalá juguemos juntos», pronosticó sin refugiarsé él en sus problemas físicos.

«Quise jugar todo para ayudar al equipo, pero después de ese golpe con Militao la segunda parte fue difícil para mí. Pero probableme­nte a los 10 minutos de la segunda parte debía haber pedido el cambio». No lo hizo y acabó de mala manera ante el Madrid. Igual de gris fue su rendimient­o con el Girona. «Cuando me levanté no podía ni caminar». Pero se levantó y jugó. Mal, pero jugó.

 ?? Jordi Cotrina ?? Lewandowsk­i, en la presentaci­ón de la 18ª edición del libro solidario, ayer en Barcelona.
Jordi Cotrina Lewandowsk­i, en la presentaci­ón de la 18ª edición del libro solidario, ayer en Barcelona.

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