El Periódico - Castellano

La incendiari­a nota que Juanito dejó antes de morir

Su representa­nte legal difunde un comunicado que elaboró con el difunto hace unos días, donde denunciaba haber sido engañado y maltratado.

- P. C.

La muerte ayer de Juan Bayén, alma del bar del Pinotxo en la Boqueria, ha abierto como nunca la caja de los truenos. Tras varios meses de polémica, desde que el anciano se retiró hasta que traspasó el negocio por sorpresa sin contar con su sobrino y supuesto copropieta­rio, el afectado nunca había hecho declaracio­nes. Solo la otra parte de la familia lo había hecho, con un comunicado oficial. Pero ayer fue el representa­nte legal de Bayén quien optó por difundir una larga nota que pactaron días atrás y que no llegó a hacerse pública al agravarse su estado de salud. En ella se hacen graves acusacione­s familiares, de engaño y de malos tratos al difunto. Su publicació­n conmocionó a los aludidos, que desmintier­on la versión del letrado.

El estudio jurídico Enrique Moreno explicó que quisieron distribuir­la ayer por expreso deseo de su viuda, para que se sepa lo que ellos consideran el relato de lo sucedido con el icónico Pinotxo. «Pinotxo se ponía en contacto con nosotros puntualmen­te para referirnos cuál era su situación en el bar, siempre entre lágrimas, y se quejaba amargament­e del mal trato que recibía por parte de los familiares que estaban trabajando en su negocio. [...] El temor a sus sobrinos y familiares y la secreta esperanza de que algún día cambiarían su actitud para con él bloqueaba sus decisiones», señala Moreno.

Afirma que Juanito «no tenía documentac­ión alguna de su sociedad. Salvo unos borradores, no sabía nada de la marcha cotidiana de la gestión del bar a nivel administra­tivo y económico, no veía un solo arqueo de caja, no sabía el destino que se le daba a lo recaudado y se le limitaba al cobro de la nómina. No tenía datos de las cuentas bancarias [...], ni tenía constancia del cobro de beneficios».

Grave conflicto y testigos

Se afirma que la relación familiar se deterioró mucho en la última etapa. «Hay decenas, cuando no centenares de personas, que son testimonio de lo que venía ocurriendo en la parada, que, si nos vemos obligados, llamaremos a testificar ante los tribunales», clama. «La eterna sonrisa de Pinotxo, su proverbial alegría, su afabilidad, su natural bondad y su capacidad de dar servicio durante años, tenía la cara oculta de la angustia y tristeza que le generaba el trato que recibía, del que el propio letrado firmante ha sido testigo».

Según agregan, el 27 de octubre fue requerida su presencia en el mercado y allí fueron testigos de una «especie de revuelta» contra el anciano, por parte del sobrino. Bayén quería seguir trabajando, pero no se lo habrían permitido. Se afirma que tuvieron que llevarlo a Asociación de Comerciant­es, «donde se repuso, y luego se trasladó a su casa. Este fue el último día de Pinotxo en su bar», tras ser «echado» supuestame­nte por su sobrino.

En este punto cabe recordar que Jordi Asín explicó hace meses que Juanito se fue del mercado tras desvanecer­se, después de varios días de no encontrars­e bien y de una progresiva degeneraci­ón física. También señalar que no pocos operadores del mercado han destacado estas semanas que la familia Asín Bayén también sufrió durante años el mal carácter de Juanito en el ámbito privado, así como el hecho de que el grueso del trabajo y la gestión lo realizaban hace años Jordi y familia (incluido su hermano Albert antes de morir). ■

Su publicació­n conmociona a los aludidos, que desmienten lo narrado

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