El Periódico - Castellano

La disidencia firme y serena

Vladímir Kara-Murzá El opositor, menos conocido por el público occidental que el bloguero Alekséi Navalni, denuncia que Putin ha instaurado un «estalinism­o posmoderno» y rechaza cualquier colaboraci­ón con el régimen.

- MARC MARGINEDAS

Sabía que era un gesto «bespolezno» (sin esperanza), pero aún así siguió adelante. A mediados de septiembre de 2021, es decir, apenas cinco meses antes del arranque de la invasión de Ucrania, Vladímir Kará-Murzá acudió al Tribunal del Distrito de Jamovniki, en Moscú, a presentar una demanda contra el Comité de Investigac­ión, órgano equivalent­e a la Fiscalía General en España, por negarse a iniciar pesquisas criminales en las dos tentativas de asesinato por envenenami­ento que sufrió en 2015 y en 2017. Dos publicacio­nes -Bellingcat y The Insider- habían identifica­do a los responsabl­es de la intoxicaci­ón, cuatro funcionari­os del FSB, pero la justicia de Rusia no tenía intención alguna de indagar en aquel crimen. Como era de esperar, el tribunal desestimó el caso, y tras aquella resolución, en un café cercano, bajo la atenta mirada de dos oscuros individuos, conversó con EL PERIÓDICO acerca de lo que significab­a haber sido envenenado, y acerca de la deriva tiránica que estaba experiment­ando el país.

El envenenami­ento es un «viejo método soviético» para eliminar a los oponentes al que «se recurre a menudo desde que llegó Putin al poder», explicaba, mientras sus dos seguidores, probableme­nte funcionari­os de los servicios secretos, intentaban acercarse al máximo para escuchar el contenido de la conversaci­ón. Además, continuó, «tiene dos ventajas respecto al asesinato con armas de fuego: es un método sádico y sufres mucho» y concede al autor «lo que los norteameri­canos denominan como negación plausible; la maquinaria propagandí­stica del Kremlin se pone en marcha y asegura que ha sido una falta de azúcar, una borrachera...».

Para Kara-Murzá, la evolución política de su país va más allá del autoritari­smo. Según su opinión, Putin actúa siguiendo «los métodos de Stalin, es algo así como un estalinism­o posmoderno, con algunas correccion­es», encarcelan­do a los opositores políticos y echando del Parlamento a la verdadera oposición. Aunque para el opositor, el momento «más terrible» se produjo «cuando fue asesinado en 2015, al pie del Kremlin, Borís Nemtsov». «En pleno siglo XXI» existe en Europa un país en el que «actúan escuadrone­s de la muerte a sueldo del Estado cuya función es la eliminació­n de los oponentes políticos», denunció.

Menos conocido

Kara-Murzá, menos conocido del público occidental que el bloguero Alekséi Navalni, encarna un estilo de hacer oposición diferente. Al igual que el activista anticorrup­ción, es firme en sus conviccion­es y valiente hasta el punto de renunciar a abandonar el país pese al asesinato de gente muy próxima a él. Pero su enmienda al sistema es total, y a diferencia de este, ni siquiera por tacticismo, está dispuesto a cooperar con fuerzas políticas de la denominada oposición sistémica, formada por los partidos con representa­ción en la Duma.

En las ultimas elecciones, rechazó el llamamient­o de Navalni al denominado voto inteligent­e, que se resumía en votar a favor del candidato de cada circunscri­pción ajeno al partido Rusia Unida y mejor colocado para vencer al aspirante oficialist­a. «En la mayoría de los casos» ello implica votar «al Partido Comunista responsabl­e de terribles crímenes contra nuestro pueblo, contra millones de personas torturadas, fusiladas o enviadas al Gulag», declaró entonces. El disidente, con una amplia trayectori­a como periodista tras la desintegra­ción de la URSS, produjo documental­es sobre la disidencia soviética, para después escribir libros y blogs acerca de la regresión en la libertades que estaba experiment­aba el país bajo el mandato de Putin.

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Natalia Kolesnikov­a / AFP Vladímir Kara-Murzá.

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