Vestidos para las novias europeas
La firma de moda Jesús Peiró sale de la pandemia con un 20% más de ventas y un negocio de 5,7 millones. La compañía espera este 2023 abrirse paso en países de Europa en los que aún no vende.
La pandemia les asaltó justo cuando habían conseguido niveles de facturación históricos. Tres años después, Jesús Peiró ha remontado el vacío de bodas al que forzó el covid con cambios en sus procesos internos, ampliando los departamentos de producción e internacional y poniendo mucho foco en las ventas al extranjero. Y así, la marca catalana de vestidos de novia terminó 2022 con un volumen de negocio de 5,7 millones de euros, un 50% más que el año previo y casi un 20% más que 2019.
La firma, que vuelve a inaugurar esta semana la Barcelona Bridal Week, trabaja con la previsión de seguir creciendo este 2023, y hacerlo orientada a abrirse paso en nuevos mercados europeos, en Estados Unidos (uno de los mercados que más destaca por su crecimiento el año pasado), en Asia y Latinoamerica.
«Este 2023 tenemos muy buenas expectativas, aunque quede ya poca inercia [de las bodas canceladas por la pandemia y acumuladas sobre todo el año pasado] estimamos superar la cifra de negocio de los últimos ejercicios», vaticina el propietario y creador de la firma, Jesús Díez Betriu, que tiene claro que la solidez con la que se cerró 2022 se explica en gran medida por las ventas en el extranjero, que suponen el 75% de su facturación anual. «Tener presencia en más de 40 países hizo que en realidad nunca paráramos del todo, ya que cuando algunos países estaban totalmente confinados, otros ya abrían y celebraban bodas que ya estaban previstas», recuerda.
También ha ayudado haber hecho pronto los deberes. «La vuelta a la normalidad ha sido gradual, pero internamente nos preparamos para afrontar un push de demanda excepcional», explica el empresario. Entre otras cosas, esta compañía con sede en Viladecans (Baix Llobregat) ha readaptado procesos, redistribuido el trabajo entre sus talleres de confección (todos en España, por cierto), establecido dos turnos en el proceso productivo, fichado a un nuevo director de producción y ha ampliado los equipos tanto de producción como de internacional. La idea, en palabras del propio Díez, es que su «globalidad como marca sea cada vez mayor en todo el mundo».
Incremento de costes
En cuanto al encarecimiento de los costes, en Jesús Peiró se ha afrontado mayormente a costa de reducir márgenes, aunque finalmente la compañía acabó incrementando el precio de sus vestidos un 7%. En cualquier caso, la estrategia antiinflación no parece que vaya a pasar por trasladar la producción fuera. «Jesús Peiró nunca ha fabricado ni fabricará fuera de España, ya que es una cualidad intrínseca y un valor añadido a nuestras colecciones crear vestidos 100% made in Spain, además, como marca tenemos el sello de calidad de origen español, lo cual nos enorgullece. Lo primero que ponemos en valor en nuestra empresa es este certificado que sentimos como nuestro». ■