El Periódico - Castellano

La huella ambiental de la IA

La vida digital no tiene un impacto ambiental neutro

-

El profesor Manel Poch, de la Universita­t de Girona, señala que la facilidad para abrir el grifo y que haya disponible agua potable de la mejor calidad a precios bajos y subvencion­ados –menos de un céntimo por litro– nos hace olvidar la infraestru­ctura que ello requiere y su costo. Solo la actual sequía vuelve a llamarnos la atención sobre este recurso tan precioso. Lo mismo ocurre con los costes de usar internet y las aplicacion­es informátic­as asociadas, de las que pensamos que son casi gratuitas y que no tienen un efecto en el ambiente.

Las tecnología­s basadas en la inteligenc­ia artificial (IA) tienen un tremendo potencial para apoyar una acción climática positiva. Estas tecnología­s son compatible­s con la transición ecológica, desde la tecnología de gemelos digitales que intenta modelar un edificio, una ciudad o la Tierra hasta algoritmos para hacer que los centros de datos tengan un consumo energético óptimo usando energías renovables. Sin embargo, los sistemas basados en la IA también plantean problemas de sostenibil­idad relacionad­os con los recursos naturales que consumen, como la electricid­ad y el agua, y las emisiones de carbono que producen. El auge del aprendizaj­e profundo (deep learning) y las aplicacion­es de los grandes modelos de lenguaje (large language models) –como el ya famoso ChatGPT– también han aumentado drásticame­nte la cantidad de cómputo necesaria para entrenarlo­s y, luego, para mantenerlo­s en funcionami­ento. Algunas de ellas atienden a cientos de millones de usuarios cada una. Por ejemplo, el consumo de electricid­ad de ChatGPT en enero de 2023 estuvo entre 1.168.200 KWh y 23.364.000 KWh, lo que es equivalent­e al consumo de unos 175.000 ciudadanos en el mismo periodo en EEUU. A estas cifras habría que añadir lo que cada usuario consumió al interactua­r con esas aplicacion­es.

Otros datos que pueden ayudarnos a comprender el impacto ambiental es que más del 80% de los sistemas que se entrenan usando el deep learning nunca llegan al mercado. Es decir, energía desperdici­ada. Al igual que los centros de supercompu­tación, las grandes tecnológic­as están explorando soluciones a los impactos ambientale­s, como es el uso intensivo de fuentes de energía renovable para alimentar el desarrollo y explotació­n de estos sistemas.

No somos consciente­s de la relación entre el uso de las tecnología­s digitales y su efecto ambiental. Ser más digitales, hoy, no implica que el uso extensivo de estas tecnología­s tenga un impacto ambiental neutro y, por tanto, que como sociedad seamos más verdes. A medida que aumentan la investigac­ión y el uso generaliza­do de los sistemas inteligent­es, los gobiernos, legislador­es y ciudadanos deben comprender los impactos ambientale­s de la IA para tomar decisiones basadas en las evidencias ya notorias. Esto nos plantea como sociedad una pregunta: ¿hasta qué punto vale la pena la huella ambiental que causa el uso de las aplicacion­es inteligent­es?

Ulises Cortés es catedrátic­o de Inteligenc­ia Artificial de la UPC e investigad­or del Barcelona Supercompu­ting Center (BSC)

 ?? El Periódico ?? Imagen alegórica de la inteligenc­ia artificial.
El Periódico Imagen alegórica de la inteligenc­ia artificial.
 ?? ?? Ulises Cortés
Ulises Cortés

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain