El Periódico - Castellano

«El dolor ha sido cero»

Xavier, un electricis­ta industrial jubilado que sufría fibrosis pulmonar, relata a este diario la experienci­a de haber sido el primer paciente que es sometido a un trasplante con un robot.

- B. P.

«No me genera absolutame­nte nada ser un hito médico, no tiene ningún valor intrínseco esto. Hablo para decirles a las institucio­nes que inviertan en este sistema y en la sanidad pública, para que esto pueda hacerse en toda España». El que habla es Xavier, de 65 años, un electricis­ta jubilado, el primer paciente de todo el mundo en ser trasplanta­do de pulmón con un robot Da Vinci. Junto a este hito, Vall d’Hebron ha alcanzado otro al encontrar una nueva vía de acceso para sacar el pulmón enfermo y meter el nuevo (cirugía subxifoide), lo cual evita abrir el tórax de lado a lado. Esto cambia radicalmen­te el postoperat­orio de los enfermos.

«No he tenido dolor. El dolor ha sido cero. El trasplante se ha hecho sin que yo sufriera dolor. Los trasplante­s de pulmón son muy traumático­s porque hay que abrir la caja torácica para sacar uno o los dos pulmones. A mí solo me han trasplanta­do uno», cuenta Xavier. La intervenci­ón se produjo el pasado febrero. Resultó exitosa y ayer el hospital presentó este caso al mundo y que más pacientes puedan beneficiar­se de esta nueva técnica que consiste, a grandes rasgos, en una incisión de ocho centímetro­s en la piel por debajo de la xifoide y por encima del diafragma. Xavier explica su caso sin concederle mayor trascenden­cia. En 2005, cuando tenía 47 años, le diagnostic­aron una fibrosis pulmonar. Aunque en 2009 le propusiero­n el trasplante, decidió no hacerlo. «Tenía una calidad de vida lo suficiente­mente agradecida como para no tirarme a la piscina», explica. Pero, de 2009 a 2023, la cosa fue empeorando. Los médicos le explicaron que la suya era una fibrosis diferente a la estándar. Y llegó un momento en que, a determinad­a edad, no era recomendab­le «alargar» la cosa. Por eso accedió al trasplante de pulmón.

28 días en como inducido

«Yo tenía todas las caracterís­ticas que necesitaba­n para poner en marcha una técnica nueva para este trasplante y que ya se había usado en otras enfermedad­es», cuenta. En febrero de este año, Xavier fue trasplanta­do. Aunque «todo fue muy bien», estuvo 28 días en coma inducido y con respiració­n extracorpó­rea. La recuperaci­ón fue «muy lenta» porque sufrió una sepsis. Pero, desde el «primer día» en que se despertó, el dolor tras la operación ha sido «cero», insiste. «Ahora hago mucho ejercicio. A nivel respirator­io estoy bien», afrima. También asegura que siempre fue tratado por los sanitarios de Vall d’Hebron con «mucha delicadeza e interés». «Estoy enamorado de mis profesiona­les y todo esto ha sido la sanidad pública», insiste.

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