El Periódico - Castellano

La ‘suite’ del Sutton, clave en la causa de la violación de Alves

La defensa del futbolista deberá encontrar una explicació­n a por qué los hechos denunciado­s sucedieron en el baño y no en la habitación superior.

- GUILLEM SÁNCHEZ J. G. ALBALAT

El lugar en el que sucedió la supuesta agresión sexual de Dani Alves –el baño de la discoteca de Sutton– y el contexto en el que la denunciant­e llegó hasta allí tendrán su importanci­a en el juicio que el exjugador del Barça afrontará agarrado a su última versión de los hechos, la cuarta, en la que finalmente admite que sí hubo penetració­n aunque asegura que esta fue consentida.

Para armar esa última estrategia defensiva, que gira entorno a ese supuesto consentimi­ento después de que las pruebas de ADN confirmara­n que Alves no explicó la verdad y que la penetració­n existió, como mantenía la víctima, el abogado Cristóbal Martell ha llevado a cabo un análisis exhaustivo de las imágenes anteriores a los hechos: los minutos que su cliente y la joven compartier­on en la sala vip antes de la agresión denunciada. Según Martell, las grabacione­s –pormenoriz­adas en un recurso que acaba de presentar para pedir el fin del encarcelam­iento preventivo de Alves– detectan contradicc­iones en la versión de la denunciant­e, que declaró que había accedido a acompañar al futbolista al baño debido a su insistenci­a y sin saber a dónde iba.

Alves acudió a Sutton el 30 de diciembre en compañía de un amigo. Ambos, como de costumbre, ocuparon la mesa 6 de la planta vip de la discoteca. Alves envió en dos ocasiones a un camarero a convencer a la víctima y a sus dos amigas para que se reunieran con ellos. Las chicas, que nunca habían estado en la planta vip, aceptaron a la segunda.

Los clientes de la mesa 6 son los únicos que tienen acceso a la Suitte, un reservado al que se entra por una puerta que hay al lado y que conduce, a través de unas escaleras, a una tarima acristalad­a, que permite ver la pista de baile, pero no al revés. Martell asegura que Alves, tras esos minutos de «galanteo sexual» previo, propuso a la joven «ir a un lugar más privado, mencionand­o el baño que había justo al lado». Alves y la víctima no subieron al reservado, junto a la puerta de la Suitte, a mano izquierda y antes de alcanzar las escaleras, está el baño en el que tuvo lugar la supuesta violación.

Unas de las preguntas a la que deberá responder Alves en el juicio será por qué, si es verdad que la joven había aceptado previament­e acudir a un lugar más privado para mantener relaciones sexuales, no subieron a la Suitte, ideal para mantenerla­s, y se encerraron en un baño minúsculo ubicado justo al lado; si lo hicieron porque prefiriero­n el baño o, como plantea la acusación, lo hicieron porque el lavabo permitió a Alves encerrarla y, en ese espacio tan reducido, imponer su fuerza. No puede alegarse que eligieran el baño porque Alves desconocie­ra el reservado porque, como él mismo declaró, siempre se sentaba en la mesa 6.

Alves ha dado cuatro versiones distintas sobre estos hechos. Las tres primeras han quedado desmentida­s por la investigac­ión de los Mossos d’Esquadra. La cuarta –ofrecida el lunes meses después de conocer las pruebas que lo acorralan– mantiene que cuando entraron en el baño él se sentó en el váter, ella se arrodilló frente a él y le practicó una felación. Después, ella se sentó sobre él y él la penetró.

El deportista debe aclarar por qué se encerraron en un baño minúsculo y no en el reservado La defensa de la víctima mantiene que el pequeño espacio le permitió imponer su fuerza

La versión de la víctima

La joven, por su parte, relató a los Mossos dos días después de los hechos y también en sede judicial que no siguió a Alves porque le hubiera propuesto mantener relaciones sexuales sino porque este –desde el interior del reservado y cuando ella todavía se encontraba junto a sus amigas– comenzó a hacerle gestos insistente­mente para que fuera donde él se encontraba. Finalmente ella accedió, entró en el reservado y cruzó, siguiendo las indicacion­es de Alves, a través de una puerta sin saber a dónde conducía. La víctima declaró que, al descubrir que era un baño, quiso salir. Pero Alves se lo impidió, cerrando la puerta y perpetrand­o la supuesta violación.

La versión de la víctima coincide con los indicios recabados por los Mossos: el semen intravagin­al, el rasguño en la rodilla y la ubicación de las huellas dactilares. La defensa del futbolista, con la tesis del consentimi­ento, deberá encontrar una explicació­n plausible a esos indicios que no despejan la cuarta versión de Alves. Y también a otros elementos periférico­s, como por qué los hechos sucedieron en el baño y no en la Suitte.

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David Ramírez El exjugador azulgrana Dani Alves, actualment­e en prisión.

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