«Detrás de las buenas notas hay tiempo y esfuerzo»
EL PERIÓDICO y Fundación La Caixa dan voz a los perfiles sociales, culturales y científicos que con su esfuerzo están creando una sociedad con más oportunidades para todos.
De pequeño veía una aguja o una gota de sangre y se mareaba. Paradojas de la vida, Oriol Blázquez estudia ahora Medicina. Aún no sabe si encaminará sus pasos hacia la práctica clínica, la salud pública o la investigación. Dispone de tiempo, solo tiene 20 años y está en segundo de carrera. Natural de Lleida, Oriol Blázquez estudia en la Universitat de Barcelona gracias a las becas de grado impulsadas por la Fundación La Caixa que, con el fin de promover la igualdad de oportunidades, favorecen el acceso a la formación académica a jóvenes excelentes con escasos recursos económicos. Se trata de un programa de apoyo integral que acompaña al becario en toda su etapa universitaria. La convocatoria 2023 está abierta y se pueden presentar candidaturas hasta el próximo 2 de junio.
— Segundo de Medicina. ¿Cómo van los estudios?
— Muy bien. Estoy contento con las notas y con todo lo que estoy aprendiendo. Si que es verdad que hay un cambio respecto a Bachillerato en cuanto a las horas que hay que dedicar al estudio y el esfuerzo que tienes que hacer para obtener los resultados deseados, pero está siendo gratificante.
—También te ha supuesto un cambio de vida. De vivir en Lleida con la familia a vivir en Barcelona.
— Desde los 15 años tenía claro que quería ir a estudiar fuera y Barcelona me llamaba mucho la atención. Era una meta que tenía y gracias a la beca de la Fundación ‘la Caixa’ ha sido más fácil de alcanzar. Y estoy muy contento. Me considero una persona independiente y autónoma y, aunque tengo muy buena relación con mis padres y hermanos y nunca he tenido en casa una sensación de falta de libertad, agradezco tener mi propio espacio.
— ¿Siempre fuiste un estudiante brillante?
— Depende de lo que se entienda por brillante. Sacar buenas notas siempre me ha parecido importante, por satisfacción personal. Hay gente que es buena en el fútbol y yo lo soy a nivel académico. En casa nos han inculcado el valor de los estudios. Estudiar una carrera es una culminación a nivel personal para después tener una profesión y ganarme la vida con una cosa que me satisfaga.
— Talento y ¿muchos codos?
— Hay mucha dedicación. Sacar buenas notas no es una cosa fortuita. Con solo ir a clase no tienes garantizados los buenos resultados, y menos en la universidad. Detrás de las buenas notas, de la excelencia académica, hay tiempo y esfuerzo.
— Al margen del apoyo económico, ¿qué es lo que más valoras de la beca de la Fundación La Caixa?
— Las herramientas y el acompañamiento que te dan para un desarrollo más personal, para adquirir ciertas habilidades, y el programa lingüístico, que en el mundo de la investigación es muy importante. Y a mí, aprender idiomas siempre me ha gustado, lo disfruto. Llevo bien el inglés y el francés, y ahora he empezado a estudiar alemán.
— ¿Cuál es el recorrido formativo que tienes en la cabeza?
— De momento, acabar el grado, claro, y hacer un Erasmus, para tener una experiencia en el extranjero. Y después, según haya sido mi experiencia viendo pacientes, con la práctica clínica, si veo que realmente es lo que me llena, pues miraré si hago el MIR en España o si me voy a otro país de Europa; y si veo que la práctica clínica no es lo mío, pues exploraré algún posgrado o máster que me permita especializarme, ya sea en el campo de la investigación o de la salud pública.
— ¿Algún país en mente?
— Estoy abierto a lo que surja. Me gustaría que fuera el centro de Europa. Bélgica, Suiza y Alemania son los destinos que más me gustan.
— ¿Un sueño en el ámbito profesional?
— -Sentirme satisfecho con lo que hago. No hace falta ganar el Premio Nobel, pero sí haber hecho algo que me gusta y que me llena.
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