El Periódico - Castellano

Los médicos alertan de un récord de muertes por calor este año en Catalunya

▶ Las personas mayores son las más expuestas, pues las elevadas temperatur­as pueden complicar las enfermedad­es que ya padecen

- BEATRIZ PÉREZ

Médicos de hospitales y de la atención primaria alertan de que muy posiblemen­te este verano habrá más muertes que nunca atribuible­s al calor. El del año pasado ya fue duro y creen que este será peor. De hecho, los epidemiólo­gos temen que este aumento de la mortalidad se produzca esta misma semana con la entrada de una masa de aire caliente procedente de África. Las personas mayores y, sobre todo, aquellas que viven solas y padecen dificultad­es para afrontar los recibos de la luz (no tienen aire acondicion­ado o no pueden pagar ni la conexión de un ventilador) son las más expuestas.

«El típico golpe de calor es el del operario que trabaja bajo el sol a mediodía y tiene una pérdida de conocimien­to. Con los avances de la normativa laboral, la prevención ha ido mejorando. Hoy en día, los golpes de calor suelen ser, por ejemplo, accidentes de gente que hace deporte y no se protege. Estas cifras ni suben ni bajan, sino que están estabiliza­das. Lo que nos preocupa es otra circunstan­cia», señala Mireia Puig, directora del Servicio de Urgencias del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).

Gente mayor polimedica­da

Y esa otra circunstan­cia es la gente mayor, «polimedica­da», con muchos problemas de salud, a quienes el calor prolongado perjudica mucho. «Son personas mayores que permanecen, durante muchos días, a una temperatur­a alta. No hablamos necesariam­ente de temperatur­as de 50º, sino de 30º o de 32º. Los ancianos polimedica­dos, estando muchos días así, pierden mucho líquido y sufren deshidrata­ción», explica esta urgenciólo­ga. «Técnicamen­te no estaríamos hablando de golpes de calor, sino de pacientes que sufren la repercusió­n de estar sometidos a temperatur­as altas de manera persistent­e», precisa.

Cada verano los médicos ven casos de este último perfil en las urgencias de los hospitales. En los últimos años, han ido aumentando. «El cambio climático se está notando mucho más en la salud. Y en ello no ayuda la factura de la luz. Muchos de los que vienen no usan ni siquiera un ventilador. Nos preocupa no solo el calor que vendrá, sino que alguna gente no se puede pagar la refrigerac­ión de su hogar», lamenta Puig.

Se trata de pacientes crónicos, complejos, que ya de por sí tienen un «equilibrio delicado» y a quienes el calor les perjudica seriamente. Algunos manifiesta­n al médico que no pueden conectar ni el ventilador. «La crisis económica hace que no se puedan pagar las facturas», dice esta urgenciólo­ga de Sant Pau. Además, muchos de estos mayores están «muy solos», por lo que nadie vigila su hidratació­n.

En este sentido, la atención primaria puede jugar un papel clave a la hora de identifica­r qué pacientes viven solos y pueden sufrir descompens­aciones debido al calor, afirma el médico de familia Jordi Mestres Lucero, vocal de comunicaci­ón de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitàri­a (Camfic). Mestres Lucero explica que desde los CAP ya se hace un seguimient­o, vía telefónica, de los pacientes más vulnerable­s, que son los mayores que viven solos.

El geriatra del Hospital de Sant Pau Jordi Mascaró alerta de que la personas mayores «no sudan», por lo que muchas veces no son consciente­s de que tiene calor. «Y, a menudo, cuando tienen sed ya es tarde», señala. Este geriatra recuerda que, en épocas de calor, hay que aumentar la hidratació­n y limitar la exposición al sol: «Cada verano vemos un aumento de ingresos y de mortalidad en gente descompens­ada».

Refugios climáticos

El presidente de la Sociedad Española de Epidemiolo­gía (SEE), Óscar Zurriaga, recuerda que en julio del año pasado hubo «miles de fallecimie­ntos agravados por el calor». «Estas personas con dolencias como la diabetes son las que nos deben preocupar», dice Zurriaga, quien matiza que no hace falta pensar en el verano, sino que estas muertes se pueden producir ya en un episodio de calor como el que España vivirá esta semana. «El calor está matando más, pero no lo hace de forma muy directa, sino a través de la enfermedad», señala este epidemiólo­go.

Por eso es tan importante, recalca, la prevención de todas las personas con enfermedad­es de base, para que «no se expongan más de lo necesario y tengan en sus domicilios las condicione­s adecuadas». Por eso defiende que las administra­ciones públicas habiliten más «refugios climáticos» a los que esta gente pueda acudir, como biblioteca­s públicas, polideport­ivos y piscinas. Zurriaga aboga por que las personas más vulnerable­s, que no pueden pagar la luz, se las provea de «bonos energético­s».

Hay quien no puede conectar ni siquiera un ventilador portátil por el elevado coste de la electricid­ad

Muchos ancianos están «muy solos», por lo que nadie vigila que se hidraten correctame­nte

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Joan Cortadella­s Bañistas en la playa de la Barcelonet­a, el pasado lunes.
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Salas / Efe Una mujer se refresca en una fuente, ayer en Córdoba.

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