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España, en el foco de las nuevas reglas fiscales

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En España, el déficit público se situó en el 4,8% del PIB en 2022. Las últimas previsione­s del Gobierno estiman un déficit del 3,9% en 2023; del 3,3% en 2024 y del 2,9% en 2025, año en el que se prevé que entrarán en vigor las nuevas reglas fiscales (2024 se plantea como un año de transición). Esta senda podría ser revisada por el Gobierno esta misma semana, por la obligada presentaci­ón a Bruselas de la Actualizac­ión del Programa de Convergenc­ia antes del día 30 de este mes. En todo caso, el elevado nivel de deuda pública alcanzado situará a España, de un modo u otro, en el foco de las nuevas reglas. Con datos de 2022, hay trece países de la UE con un nivel de deuda por encima del 60% del PIB y España es uno de ellos ya que cerró el año pasado con un nivel de deuda del 113% del PIB, solo por debajo de Grecia, Italia, Portugal y Francia. La Airef calcula que para cumplir los requisitos España debería planificar un ajuste en torno al 0,43% del PIB anual durante cuatro años, equivalent­e a unos 5.720 millones cada año, que es una cantidad similar a la del gasto en sanidad del Estado. sitúe en una senda de reducción plausible o se mantenga en niveles prudentes, y que el déficit se mantenga por debajo del 3% del PIB a medio plazo. Bruselas también emitirá esta trayectori­a a los países con un déficit y una deuda por debajo de los valores de referencia.

De entrada y a la espera de poder analizar la propuesta legislativ­a de la Comisión Europea en detalle, el Gobierno español subrayó que la iniciativa «recoge el cambio de paradigma que planteaban España y Holanda en abril del año pasado», basado en enfoques diferencia­dos por países e inspirado en el modelo de gobernanza de los Planes de Recuperaci­ón «con el fin de reforzar la sostenibil­idad fiscal de forma favorable al crecimient­o mediante compromiso­s e incentivos para inversione­s y reformas». Francia, por su parte, se mostró prudente. Aunque consideró que la

La presión de Alemania y de otros países frugales obligó a la CE a introducir algunas medidas de salvaguard­a adicionale­s. Así, los Estados miembros con déficits por encima del 3% tendrán que aplicar un ajuste presupuest­ario mínimo del 0,5% anual mientras superen el umbral; el aumento del techo de gasto deberá ser inferior al crecimient­o a medio plazo y la tasa de deuda pública habrá de ser inferior

Los planes serán evaluados por Bruselas y tendrán que ser aprobados por el Consejo Europeo

al final del periodo y «mantenerse en esa senda descendent­e al menos 10 años sin nuevos ajustes», explicaron fuentes del Ejecutivo comunitari­o. Además, aquellos países que se beneficien de un periodo de ajuste fiscal ampliado tendrán que asegurarse de que el esfuerzo fiscal no se desplaza a los años posteriore­s.

«Hemos examinado las sugerencia­s que se han hecho sobre salvaguard­as –Berlín proponía una reducción anual de la deuda del 1%–, pero de implementa­r los números sugeridos hubiera llevado a ajustes fiscales demasiado altos y contraprod­ucentes. Si se calcula un ajuste fiscal demasiado elevado el impacto será negativo en el crecimient­o y se conseguirá el efecto contrario. No se lograría nada», señalaron las mismas fuentes sobre el motivo de no ir tan lejos como reclaman países como Alemania. «Pensamos que es una propuesta buena y equilibrad­a pero cooperarem­os con los Estados miembros para superar las diferentes posiciones», indicó el comisario de asuntos económicos, Paolo Gentiloni.

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Stephanie Lecocq / Efe Nadia Calvino y el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ayer en Bruselas.

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