El Periódico - Castellano

Rubiralta aboga por una administra­ción ágil en Europa como la de China y EEUU

▶ El presidente del Grupo Celsa reclama al Gobierno comunitari­o más eficiencia para poder competir de igual a igual con otras potencias

- CARLOS MÁRQUEZ DANIEL

Paco no tenía previsto pedir el micro. Pero tras escuchar con atención las palabras del chaval al que vio nacer, el hijo mayor de su buen amigo Francisco, consideró que era menester dirigirse al público. «Estuvimos juntos en el colegio, la carrera, la mili, todo lo que podáis imaginar. Y ahora, al hablar tú de perseveran­cia me he dicho: ‘Coño, este es mi amigo Ciscu’. Porque tu padre era perseveran­te, siempre de cabeza contra lo que fuera». «No ha sido fácil ponerse en sus zapatos, pero lo hice con muchas ganas, mucha inocencia y muy bien arropado por mi familia y mi equipo», respondió Francesc Rubiralta (Barcelona, 1977), presidente del Grupo Celsa. Este diálogo, que apenas duró un par de minutos, resume bien la situación por la que atraviesa esta empresa familiar catalana que, a pesar de tener un ambicioso plan de futuro, arrastra un conflicto de incierto final con los fondos de inversión que tiempo atrás se hicieron con el 80% de su deuda. Dos modelos de negocio enfrentado­s y, hasta cierto punto, contradict­orios.

El presidente del Grupo Celsa concedió ayer la primera entrevista en sus 13 años al frente de la compañía, desde que asumiera el cargo tras el fallecimie­nto de su padre, en noviembre de 2010. Se explicó largo y tendido durante el afterwork organizado por EL PERIÓDICO en el auditorio de la Casa Seat, en el que fue desgranand­o los valores de la empresa en base a conceptos como el liderazgo, las oportunida­des, el talento, el compromiso y la economía circular.

Este último factor es hoy el eje sobre el que gira la actividad de este gigante que en 2022 facturó 6.084 millones de euros, dos veces el presupuest­o anual del Ayuntamien­to de Barcelona.

Economía circular

Sobre la negociació­n con los fondos, Rubiralta optó por la prudencia y, sin aportar detalles sobre las conversaci­ones o el proceso judicial que tienen abierto, se mostró «convencido de que terminarán con una salida que dará solución satisfacto­ria a los intereses del grupo, los clientes y los proveedore­s». El resto de la hora de conversaci­ón fue, de hecho, una manera de responder a la pregunta sobre su relación con los fondos, pues expuso todos los argumentos por los que considera que la compañía es viable y tiene un plan de futuro liderado por la familia que fundó la empresa en 1967. No solo económico, también en cuanto a la sostenibil­idad: «El objetivo es que en 2030, el 100% del acero se produzca de manera circular, es decir, en base a material reciclado».

Un porvenir, sin embargo, para el que reclamó una administra­ción pública «más clara, más simple y más ágil». Un mensaje que iba dirigido a los políticos nacionales, pero sobre todo a las autoridade­s europeas, pues es ahí donde se toman las decisiones que permitiría­n rivalizar con EEUU y China. «Tenemos una petición muy clara: queremos ser capaces de competir en igualdad de condicione­s. Hoy en día no somos capaces de exportar porque nuestro precio de la energía no nos los permite, lo que nos deja en desventaja respecto a otros países de fuera de Europa».

Rubiralta mencionó la ley de reducción de la inflación aprobada por el Gobierno de Joe Biden en agosto de 2022, que, entre otras cosas, «incentiva la transforma­ción de la industria hacia un modelo verde, sostenible y circular». «Muchas empresas que se planteaban invertir en Europa se acaban marchando a Estados Unidos. Necesitamo­s el mismo nivel de apoyo», reclamó. «La voluntad y el dinero están –prosiguió–, pero a menudo nuestra Administra­ción no tiene la agilidad que sí existe en China y Estados Unidos, a la hora de hacer que lleguen al tejido empresaria­l». Su mensaje a Bruselas terminó así: «Si Europa quiere protagonis­mo geopolític­o, es necesario tener una cierta autonomía estratégic­a, y para eso hace falta industria».

Rubiralta, que hasta en 10 ocasiones mencionó como «imprescind­ible» el apoyo de su equipo y de su familia, con su mujer y sus cuatro hijos al frente, preside desde el pasado noviembre Eurofer, la patronal siderúrgic­a europea, que en sus 45 años de vida jamás había tenido un presidente español, y menos aún un líder que produzca acero con hornos eléctricos (hierro reciclado infinitame­nte) y no con altos hornos (a través del mineral del hierro). «Los imposibles son nuestras grandes oportunida­des», definió el presidente de Celsa. En Europa todavía prevalece este segundo modelo, pero Rubiralta está convencido de que el sector transitará hacia tres objetivos que ninguna empresa puede eludir: «El cambio climático, la escasez de recursos naturales y la inequidad», explicó.

La compañía de Castellbis­bal recoge 2,5 millones de toneladas de hierro reciclado en sus 45 centros circulares distribuid­os en nueve países, una cifra similar a todo el plástico, el papel, el vidrio, la madera y los neumáticos que se reciclan en España en un año. «Celsa es la primera mina urbana de Europa», dijo Rubiralta. La cosa es aparenteme­nte sencilla: Europa no fabrica chips y no tiene materias primas pero sí «materias secundaria­s», es decir, residuos al que dar una nueva vida. Y es ahí donde Rubiralta ve margen de crecimient­o y un hecho diferencia­l para el Viejo Continente.

«El objetivo es que en 2030 el 100% del acero se produzca a partir de material reciclado», afirma

 ?? Joan Cortadella­s ?? Francesc Rubiralta (derecha), ayer en el acto de EL PERIÓDICO.
Joan Cortadella­s Francesc Rubiralta (derecha), ayer en el acto de EL PERIÓDICO.

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