Defensora del Kremlin y martillo de corresponsales en Moscú
Inna Afinogenova La antigua estrella del canal de Putin en español se hizo popular en su país con ‘Ahí les va’, un programa donde defendía la vacuna rusa anticovid y denunciaba las crónicas de los periodistas extranjeros.
Inna Afinogenova (Daguestán, 1989) habla un castellano casi sin mácula, prácticamente como un nativo. Una lengua que, según asegura en la primera entrevista concedida tras su fichaje por La
Base (el programa de actualidad política que presentaba Pablo Iglesias), decidió estudiar a los 11 años después de una noche en la que soñó estar con su madre «en un lugar muy bonito» y que esta le explicase que se trataba de España. Solo en su cuenta de Twitter acumula más de 300.000 seguidores, muchos de ellos probablemente en Latinoamérica, donde es muy popular.
El fichaje estrella del exlíder de Podemos para sus medios, acusada ahora de falsear noticias para favorecer al Kremlin, ocupó diversos cargos de responsabilidad en RT en español hasta convertirse en subdirectora de la página web, aunque su gran salto a la popularidad se dio en los últimos años con
Ahí les va, una emisión donde no solo comentaba noticias nacionales e internacionales, desde el arranque de la vacuna rusa hasta las denuncias de injerencia rusa en el ‘procés’, sino que aprovechaba para fustigar en tono sarcástico a la prensa extranjera por su cobertura sobre la actualidad de Rusia, señalando con nombre y apellidos a los autores de artículos que ella consideraba que no se ajustaban a la realidad de su país.
El mínimo común denominador de sus intervenciones era siempre una defensa a ultranza de las actuaciones y posiciones del Kremlin, una demonización radical de Occidente y por ende, sus medios de comunicación, y un respaldo a gobiernos de ideología izquierdista y populista en Latinoamérica, la mayoría de ellos simpatizantes de Moscú.
Objetivo, la prensa española
La prensa española acreditada en Rusia ha sido un objetivo destacado de sus ataques. El Mundo, por ejemplo, fue duramente acusado de manipular la realidad tras la dimisión del Gobierno ruso dirigido por Dmitri Medvédev en enero de 2020 y el anuncio de una reforma constitucional, de contenido aún difuso, que sería sometida a votación posteriormente. En tono irónico, Afinogenova se burlaba de que el corresponsal sugiriera que lo que buscaba Putin era «perpetuarse en el poder». En junio de ese año, fueron aprobadas, tras una consulta popular, dichas enmiendas a la Carta Magna, que incluían la posibilidad de que el presidente Putin prolongara su mandato hasta 2036.
En agosto de 2020, la comunicadora arremetió duramente, entre otros medios internacionales, contra El País y TVE, con audios y vídeos de sus respectivas corresponsales en Moscú, por cuestionar los procedimientos de investigación rusos en su cobertura sobre la vacuna Sputnik y la rapidez de la certificación. Posteriormente se demostró que no solo los medios o círculos científicos occidentales se planteaban preguntas, sino también la propia ciudadanía de Rusia, país donde la vacunación avanzó a menor velocidad que en Occidente.
Procedente de un cargo de responsabilidad en RT, un canal denunciado por airear graves bulos como una entrevista a un impostado controlador aéreo, que resultó ser un estafador convicto en España, e intentó en antena desviar hacia Kiev la responsabilidad del derribo del avión de Malaysia Airlines sobre Ucrania, Afinogenova comenzó a colaborar en La Base en junio de 2022, y aceptó inmediatamente la oferta de Pablo Iglesias de escribir el epílogo del libro Medios y cloacas: así conspira el Estado profundo contra la democracia’, donde el exlíder de Podemos denuncia también una campaña de noticias falsas, pero en este caso en los medios de comunicación españoles contra su formación política.