Predicciones y maldiciones

En los países anglosajones hay una cierta tradición de apostar sobre los resultados electorales. Se considera que la percepción de los apostantes puede ser un reflejo, incluso más fiel que las encuestas, de la evolución de la intención de voto. Llevado al extremo se supone que incluso un candidato podría apostar en su contra por la codicia de ganar un dinero. Un equipo de la Universidad de Zúrich, dirigido por el español Alberto López, lleva un tiempo buscando una metodología que permita prever los resultados electorales y las formaciones de gobierno a partir de la recopilación de las percepciones de una serie de analistas en un mercado cerrado que imita al de la bolsa. Cuatrocientas personas participan en este experimento y en EL PERIÓDICO vamos a publicar diariamente los resultados en siete ciudades catalanas y en la ciudad y la comunidad de Madrid. Si cogemos el caso de Barcelona, veremos que los analistas dan más un 45% de posibilidades de victoria a Ada Colau mientras que consideran que Collboni tendrá un mejor resultado que Trias. Parece pues que la recuperación de Trias está teniendo un efecto contrario al que deseaban algunos de quienes la auspiciaron a pesar de no compartir el independentismo de Junts. Queda un mes para las elecciones y el número de indecisos es suficientemente alto para pensar que la campaña va a decantar muchos votos decisivos. En el caso de Barcelona, por ejemplo, el binomio vivienda-turismo es decisivo para muchos votantes. Carles Cols adelantó ayer una resolución judicial que obliga al Ayuntamiento de Barcelona a permitir la instalación de 120 pisos turísticos en un mismo bloque de la calle de Tarragona. El caso evidencia algo que se puede encontrar el próximo ayuntamiento. El populismo exhibido en ciertas áreas de gobierno, forzando la legalidad para vulnerar derechos de unos para supuestamente proteger los de otros, puede girarse en contra con una cadena de resoluciones judiciales que tendrá que asumir y reparar el próximo alcalde. ■