Sudán sufre intensos combates en Jartum y Darfur a pesar de la tregua
Continúa el éxodo de ciudadanos acuciados por los sangrientos enfrentamientos en el país
Los mortíferos combates entre los paramilitares y el Ejército entraron ayer en su decimotercer día en Sudán, con la capital Jartum y la región de Darfur sumidas ahora en un caos de bombardeos a pesar del alto el fuego. Aviones militares sobrevuelan los suburbios del norte de Jartum, donde las tropas de los dos generales que se disputan el poder intercambian disparos de ametralladoras y armas pesadas, según declararon testigos a France Press, a pesar de la tregua de 72 horas iniciada el martes con la mediación de Estados Unidos y Arabia Saudí. El jefe la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, aseguró que Estados Unidos trabaja «activamente» con los generales enfrentados en una guerra en Sudán para prolongar el frágil alto el fuego que está próximo a expirar.
Antes de esta última tregua, numerosos intentos de silenciar las armas han fracasado desde que comenzó el conflicto, el 15 de abril, entre el Ejército del general Abdel Fattah al-Burhane y las temidas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, en sus siglas en inglés) paramilitares del general Mohamed Hamdane Daglo. El miércoles por la noche, el Ejército anunció que había aceptado enviar a un representante a Juba, capital del vecino Sudán del Sur, para mantener conversaciones con las RSF «a iniciativa de la IGAD», el bloque regional de África Oriental. Burhane dijo que estaba de acuerdo en discutir una extensión de la tregua de 72 horas, que debía terminar en la medianoche de ayer y que fue ampliamente ignorada.
Víctimas infantiles
Según el Ministerio de Sanidad sudanés, al menos 512 personas han muerto y 4.193 han resultado heridas desde que comenzó el conflicto, pero es probable que el número de víctimas sea mucho mayor. En ese sentido, las organizaciones humanitarias han expresado su preocupación por los efectos que pueden tener sobre la infancia de los combates en los que ya han muerto al menos nueve niños y otros 50 han resultado heridos. Si la violencia prosigue, miles de personas pueden sufrir el empeoramiento de una situación «ya de por sí desesperada». El representante en Sudán del Fondo de la ONU para la Infancia, Mandeep O’Brien, es tajante: «Los niños y niñas son los más afectados por el
«Estamos trabajando muy activamente para extender el alto el fuego», remarca Blinken a la prensa
conflicto en Sudán». «Están muriendo y se les está arrebatando su futuro», dijo, en alusión a los efectos de la violencia en servicios básicos como la educación o la atención sanitaria y a la falta de protección en un contexto caótico.
Más allá de la capital, la violencia ha desgarrado otras regiones de Sudán, especialmente Darfur occidental. Saqueos, asesinatos y quemas de casas se suceden en El-Geneina, capital de esta región fronteriza con Chad. Naciones Unidas, que tuvo que suspender sus actividades tras la muerte de cinco cooperantes, advierte que ya no puede ayudar allí a «50.000 niños que sufren desnutrición aguda». Los combates han provocado un éxodo masivo y hundido aún más en la miseria a este país de 45 millones de habitantes, que ya es uno de los más pobres del mundo. Unas 16.000 personas han llegado ya a Egipto.
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