El Barça se apaga, Xavi se enfada
No le gustó nada lo que vio en Vallecas. Vio el técnico azulgrana un equipo «espeso», sin entusiasmo, superado por el Rayo, que vive cómodo al frente de la Liga con 11 puntos sobre el Madrid, a pesar de que anda enemistado con el gol: suma dos tantos en los últimos cinco partidos.
Empezó mal la noche para Xavi en Vallecas. Y acabó peor sufriendo la tercera derrota de la Liga con el Rayo (2-1). La primera fue en octubre con el Madrid en el Bernabéu (3-1). La segunda ocurrió en Almería (1-0) en febrero. Empezó mal porque el técnico fue pitado por la afición rayista camino del banquillo antes incluso de iniciarse el encuentro. Y terminó mal porque el Barça da síntomas de haberse encogido, emitiendo señales de que su juego se apaga.
SE PERDIÓ EL HILO.
No anda últimamente nada fino el Barça en la Liga. Ha perdido el hilo que tenía. Es como si aquel triunfo en el clásico liguero (2-1, con gol de Kessié en el tiempo añadido) lo hubiera desinflado al equipo de Xavi al ver tan cerca el objetivo. La cómoda victoria sobre el Elche (0-4) indicaba ya de forma despejada el camino hacia el título. Pero luego se ha enredado mucho, aunque no haya afectado en términos de clasificación. Ni tampoco de ventaja sobre el Madrid. Dos empates consecutivos (0-0 en el Camp Nou con el Girona y 0-0 en Getafe) unido a un ajustado triunfo sobre el Atlético (1-0) y la caída en Vallecas certifican ese sustancial bajón : cinco puntos de los 12 últimos posibles.
SIN EXCUSAS.
No ocultó Xavi su malestar en Vallecas. Está preocupado porque el equipo no sabe mantener una línea de regularidad. Pareció que la vuelta de Pedri y Frenkie de Jong había revitalizado al Barça ante el Atlético. Pero una semana más tarde, volvió a las andadas, incapaz de entender lo que reclamaba Vallecas, un escenario que somete a máximo estrés futbolístico. «Hemos hecho un mal partido», confesó el técnico. «Abusamos demasiado del pase largo», dijo en alusión a la primera media hora de Vallecas. «Y era algo que no hacía falta. Nos faltó entender el hombre libre por dentro, no hemos desequilibrado por fuera y el Rayo ha ganado más duelos. No hay ninguna excusa», confesó Xavi.
FALTA DE EFICACIA.
Es como si, de repente, hubiera perdido el ángel que tenía. No tiene gol. Y se queda seco con demasiada frecuencia: 450 minutos ha jugado y tan solo ha marcado dos tantos (el de Ferran Torres al Atlético, valioso para alejar a los aspirantes, y el estéril de Lewandowski al Rayo porque no valió para nada).
O sea, ha sido incapaz de lograr más de un gol por partido. Si se amplía el foco, se percibe que no es algo circunstancial en la Liga se observa que el Barça sumó 10 goles en las ocho últimas jornadas, pero cuatro fueron al Elche, el colista del campeonato.
«ESTO NO PUEDE SER».
Había un evidente problema de juego. Y otro, también evidente, problema de intensidad. De ahí, el «enfado» de Xavi, inquieto porque detectó una incomprensible falta de competitividad en el Barça. Incomprensible porque renunció a sentenciar la Liga aprovechando la caída del Madrid en Montilivi. Incomprensible porque esta mala racha – cinco puntos de 12 – está ensuciando la imagen del equipo, que había construido con mimo durante meses y meses. De ahí que elevara un poco su tono de voz: «No hay nada hecho, esto no puede ser», dijo irritado.
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El equipo se durmió en Vallecas y solo ha sumado 5 puntos de los últimos 12, lo que «fastidia» al técnico