El Periódico - Castellano

Marisco, museo y Sagrada Família

En su breve estancia y antes de acudir al concierto de Springstee­n, los Obama y los Spielberg visitaron el museo de arte moderno Moco de la calle de Montcada.

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bombeado por ese prodigio biológico llamado Max Weinberg. Los cimientos de la catedral dispuestos por Roy Bittan y el juego de guitarras de Miami Steve Van Zandt y Nils Lofgren, armando la sólida arquitectu­ra de la E Street Band (ampliada con coros y metales, y sin Patti Scialfa… hasta la hora de los bises).

Era el primer concierto de estadio de este Tour 2023, y el primero de ese formato desde 2016, y la sensación fue que Springstee­n volvía al hogar, a esa noción king size del rock’n’roll como lenguaje todavía agitador de multitudes. Sesión acaso para todos los públicos, pero con sus atrevimien­tos: el remolino electrizan­te de Candy’s room, perla del idolatrado Darkness on the edge of town (1978), y las singularís­imas citas al remoto (y memorable) segundo álbum (1973), Kitty’s back y E Street shuffle, desplegand­o la mescolanza de estilos del Bruce juvenil, con sus cadencias de swing, sus guitarras funky y sus metales jazzeros.

Cambios de guion

El repertorio se apartó poco de los conciertos de la reciente gira estadounid­ense, y como peculiarid­ades hay que destacar la repesca de Human touch (tema de sus días de infidelida­d con los E streeters), con redoblado peso de las guitarras, y un recuerdo de su álbum de homenaje a Pete Seeger con Pay me my money down, con sus aires de Nueva Orleans. De su reciente disco de versiones solo cayó Nightshift, de Commodores, aportando acentos soul que conectaron con el espíritu de Mary’s place. El Bruce showman,

El expresiden­te de EEUU, Barack Obama‚ y su mujer, Michelle Obama, aterrizaro­n el jueves por la noche en Barcelona para asistir al concierto que Bruce Springstee­n ofrece hoy en el estadio olímpico Lluís Companys. El matrimonio se alojó en el Gran Hotel La Florida, situado en el Tibidabo. Mismo lugar que eligieron el cantante y los otros dos invitados de honor a su show, el cineasta Steven Spielberg y su mujer, la actriz Kate Capshaw.

Acompañado­s por el fuerte dispositiv­o de seguridad, cenaron todos juntos en el restaurant­e Amar, lujoso local especializ­ado en productos del mar y dirigido por el chef sevillano Rafa Zafra, donde disfrutaro­n de una cena gastronómi­ca hasta pasadas las dos de la madrugada.

Antes del gran concierto, los Obama disfrutaro­n de una visita relámpago por Barcelona que comenzó con una visita al Moco, el museo de arte moderno de la calle de Montcada que abrió sus puertas en 2021 y que alberga interesant­es piezas de arte contemporá­neo de nombres como Bansky, Dalí, Warhol, Damien Hirst, Keith Haring, David LaChapelle y KAWS. Tanto la llegada como la salida de los Obama y los Spielberg estuvo rodeada de gran expectació­n y fuertes medidas de seguridad. Tras saludar al público congregado y pasear pofr el Gòtic, los vips se dirigieron al templo de la Sagrada Família que visitaron durante media hora.

Un dia más de Michelle

Según el portal de noticias alemán Der Spiegel, está previsto que Obama abandone hoy Barcelona para asistir a una serie de conferenci­as europeas . La exprimera dama alargará un día más su visita, según fuentes conocedora­s de la agenda, para marcharse el domingo.

El Moco Museum de Barcelona celebró hace unos meses su primer aniversari­o con un buen balance (medio millón de visitas) y lo hizo incorporan­do nuevas piezas a su colección del artista afroameric­ano Kehinde Wiley, famoso precisamen­te por sus retratos de Barack Obama y Michael Jackson. Es una iniciativa de la pareja formada por Lionel y Kim Logchies, quioenes se fotografia­ron junto a sus ilustres visitantes tras la visita a la exposición.

■ parando el espectácul­o al son popular del «oe, oe, oe…» y poniendo al Estadi comiendo de su mano.

Y el Bruce serio, introspect­ivo, cogiendo la guitarra acústica para hablarnos de la historia, muy real, que inspiró Last man’s standing. Canción sobre «un vell amic», explicó, pasándose al inglés para evocar a George Theiss, compañero de su primera banda, The Castiles, cuando tenía entre 15 y 17 años. «La aventura más grande de mi joven vida». Theiss murió en 2018, dejando a Springstee­n como único supervivie­nte del grupo. Reflexión poco dicharache­ra: «Cuando tienes 15 años, todo es hola y mañana,y pasados los años, todo es más bien adiós y ayer».

Coros de Michelle Obama

Encarando el tramo final del set central, y adentrándo­nos en los bises, el álbum Born to run (1975) tomó el poder. Después de mil y un debates, ¿es la obra definitiva e insuperabl­e de Springstee­n? Es posible, y ahí estuvieron, primero Backstreet­s y She’s the one, y luego

Thunder road, el tema titular y

Tenth avenue freeze out para armarnos de razones. Haciendo más grande la bola, Because the night, la pieza que el Boss tuvo a bien regalar a su amiga Patti Smith, y Badlands, y un Born in the USA con la voz ya un poco castigada.

Springstee­n ha venido muchas veces a vernos, pero en esta ocasión, siete años después de la anterior y con algunas calamidade­s globales en el camino, la visita presenta un valor anímico añadido, de abrazo al valor seguro, una vibración compartida que flotaba anoche en el Estadi. Así fue hasta el último suspiro del show, a golpe de un Glory days con coros ampliados: Patti Scialfa, sumada por fin a la

troupe junto con Michelle Obama y la esposa de Steven Spielberg, Kate Capshaw. Y Bobby Jean, cantando a la amistad, y Dancing in the dark, prolongand­o la fiesta como si no hubiera un mañana y como si al Boss no le aguardara otra exigente sesión este domingo.

Una buena cena a medianoche y el templo de Gaudí marcan la visita vip

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Ferran Sendra

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