L’Hospitalet y Santa Coloma, en la cola de Catalunya
Cuarenta años después de la entrada en vigor de la normalización lingüística en las escuelas, la utilización del catalán sigue ejerciendo una función social clave en Catalunya. Algunos estudios sobre el uso de la lengua son concluyentes: L’Hospitalet de Llobregat y los municipios de la zona del Barcelonès Nord (Badalona, Santa Coloma de Gramenet y Sant Adrià de Besòs) son las ciudades en que porcentualmente menos catalán se habla en Catalunya, tal y como expone la última Enquesta d’Usos Lingüístics de la Població (EULP), el estudio más exhaustivo en la materia.
En este estudio, L’Hospitalet registra el porcentaje más elevado (44,8%) de habitantes que aseguran no usar nunca el catalán, seguido del Barcelonès Nord (Badalona, Santa Coloma y Sant Adrià), con un 39%, y del Baix Llobregat Sur (Cornellà, El Prat, Viladecans y Castelldefels, por ejemplo), con un 36,6%. En todas estas ciudades, la proporción de encuestados que asegura no usar nunca el catalán es sensiblemente superior a la media metropolitana (27,5%) o barcelonesa (26%).
Si se suman las proporciones de personas que afirman no usar nunca el catalán y la de las que aseguran usarlo poco, el porcentaje se dispara: un 71% de los encuestados tanto en L’Hospitalet como en el Barcelonès Nord usan poco o nada la lengua autóctona. En el extremo contrario, en términos de uso, solo un 4% asegura que utiliza mucho la lengua catalana en L’Hospitalet, por un 7% correspondiente al conjunto de Badalona, Santa Coloma de Gramenet y Sant Adrià del Besós
Además, en Santa Coloma y L’Hospitalet se registran las más bajas tasas de conocimiento del catalán por municipios, según el INE. Les siguen las localidades del Baix Llobregat. En el lado opuesto, Vilanova i la Geltrú (89%), Manresa (88,8%), Girona (88,2%), Sabadell (87%) y Terrassa (86,7%) son las ciudades que muestran las cuotas más altas de conocimiento del catalán en Catalunya.
■
Un elemento para la reflexión es que su uso es minoritario entre los jóvenes de todos los distritos
postula Flors, que advierte de los efectos que se desprenden del turismo y el mercado inmobiliario sobre el vigor del catalán. «Un modelo orientado al turismo, los servicios y a sectores de trabajadores móviles internacionales es una apuesta con plasmaciones lingüísticas», avisa el experto. «Mientras se perpetúe este modelo económico, de población y vivienda será difícil que el uso del catalán remonte» en la ciudad, remata.
Eixample y Ciutat Vella
«El cambio de vocación económica de Barcelona ha tenido un impacto [en el catalán] que no es el mismo que el que se da en otras zonas del país», corrobora Vila. «El incremento de la actividad turística también va en demérito de la oferta y el uso del catalán», abunda Albert
Fabà, sociolingüista. «Eso afecta a distritos como el Eixample y Ciutat Vella. En el caso de Ciutat Vella, se encabalga con un incremento notable de personas nacidas en el extranjero. Explica que tenga los índices de catalán más bajos de la ciudad», agrega.
Y un factor para la reflexión: el uso minoritario en los jóvenes de todos los distritos. Los sociolingüistas los identifican como bilingües activos, en que los hablantes de una y otra lengua tienden a confluir. «Aunque la aproximación no es simétrica: los catalanohablantes usan mucho más el castellano que los castellanohablantes el catalán», matiza Sorolla. «A falta de estudiarlo, se detecta que los jóvenes no consideran tan importante emplear el catalán en ciertas situaciones y aceptan pasar al castellano sin que les represente un problema. A nivel estructural, puede acabar siendo problemático, aunque ellos no lo experimentan así», constata Flors. En cualquier caso, lo que no se percibe es que la lengua flaquee por rechazo. «No hay un fenómeno de deserción masiva», sentencia.
■