Listas paritarias y parasitarias
A juicio de la CUP, paridad significa que haya más mujeres que hombres. No entienden muy bien casi nada
En la CUP no entienden muy bien lo que es la paridad, de hecho, no entienden muy bien casi nada, pero el concepto de paridad les es especialmente ajeno. Según el diccionario, paridad significa «igualdad de las cosas entre sí», de ahí que, por cuestión de paridad, la ley prohíba que en las listas electorales haya más del 60% de representación de un mismo sexo. Como además de no entender de casi nada, en la CUP tampoco saben contar, han incluido en algunas listas más del 60% de mujeres, con lo que la Junta Electoral las ha impugnado por no ser paritarias. No lo entienden.
Ya he dicho que no entienden casi nada, esa es la principal cualidad que se exige a quien pretende afiliarse a ese partido. Consideran que sus listas son correctas porque, a su juicio, paridad significa que haya muchas más mujeres que hombres, a ver quién le hace entender a esa gente que no entiende nada, que en ese caso las listas no se llamarían paritarias sino femeninas.
Confusión
Comprendo que en la CUP haya cierta confusión a la hora de confeccionar listas, así que tal vez el error haya sido involuntario. Entre la costumbre que tienen de hablar siempre en femenino, ya sean hombres o mujeres, y la pinta que gastan unos y otras, se hace difícil distinguir a qué sexo pertenece cada cual, no digamos si a ello se añade la moda, reivindicativa pero moda, de no depilarse para luchar contra el heteronosequé. Así no hay manera de confeccionar una lista paritaria. Que los pelos no nos impidan ver el bosque: si ya entre ellos –o ellas, yo qué sé– se confunden, más improbable es todavía que la Junta Electoral sepa con exactitud si los componentes de las candidaturas son machos o hembras, no van a hacer los jueces de sexadores yendo a palpar el bajo vientre de los candidatos para decidir si la lista cumple o no con la paridad, y menos sin cobrar un plus de peligrosidad.
Otra cosa sería si habláramos de listas parasitarias, tal vez entendieron eso, no sé si he comentado que no entienden casi nada. Pensaron que se trataba de confeccionar listas parasitarias en lugar de paritarias, y creyeron –con buen criterio– que bastaba con que las formaran candidatos con poco amor al jabón y con abundancia de microfauna entre los pelos, de la cabeza o no, así como entre los pliegues de sus atuendos. Eso lo consiguen con creces, no hay más que verlos, de ahí sus comprensibles protestas y su oposición a los insecticidas.
Entre la costumbre de hablar siempre en femenino y la pinta que gastan, se hace difícil distinguir a qué sexo pertenece cada cual
Vivir de los demás
Una variante distinta de las listas parasitarias es la elección de auténticos parásitos para integrar las candidaturas, es decir, candidatos dispuestos a vivir de los demás sin ofrecer nada a cambio, aunque sea causándoles perjuicio. Está claro que la CUP cumple también los requisitos de esa acepción de lista parasitaria, si bien hay que reconocer que el resto de los partidos no se quedan atrás.
En definitiva, a la CUP le asiste toda la razón al acusar de arbitrariedad a la Junta Electoral por haber impugnado sus candidaturas, ya que ha procurado que sean tan paritarias como parasitarias, por si acaso. Ellos –o ellas– cumplen sobradamente en ambos supuestos, puesto que nadie puede afirmar a qué sexo pertenecen los candidatos, y en cambio están más que dispuestos a aprovecharse de los demás. Eso sí que lo entienden.
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