Los trabajadores no dan por cerrada la situación
«Nos trataron de locos», critican los afectados, que denuncian que el servicio de prevención de la facultad menospreció su malestar.
La documentación presentada ante la Inspección del Trabajo por representantes de los trabajadores de la facultad de Biología de la UB –quienes experimentaron síntomas de intoxicación en el edificio Prevosti, en la Diagonal, desde finales de 2021– está plagada de agravios. La inspección, que tuvo lugar en la facultad el pasado 28 de abril, siguió a la denuncia que presentaron en diciembre representantes de los trabajadores, quienes no dan por resuelto el problema.
En la documentación, por ejemplo, se denuncia la falta de mantenimiento periódico del edificio. Se asegura asimismo que no existe un servicio de mantenimiento de la instalación de CO2 y se reclama la colocación de detectores de ese gas.
Falta de comunicación
De momento solo se ha instalado uno en la sala de Genética Humana, donde se registró una fuga el verano pasado. La decana de la facultad de Biología, Rosina Gironès, asegura a EL PERIÓDICO que todas las estancias con CO2 contarán con sensores con alarma en un plazo de dos meses y que eso compensará la inexistencia de un servicio común a equipos que pertenecen a departamentos y grupos distintos.
Los trabajadores también se muestran críticos con de la Oficina de Seguridad, Salud y Medio Ambiente (OSSMA) de la UB, al considerar que sistemáticamente han cuestionado sus síntomas y minimizado su origen laboral. Varias trabajadoras se sintieron tratadas de «tontas» o «locas», según relatan. «Una vez que tenía dolor de garganta me dijeron: ‘Puede ser que duermas con la boca abierta’», relata una de ellas. La OSSMA no ha contestado a los correos de EL PERIÓDICO, pero Gironès defiende su profesionalidad.
Los trabajadores lamentan lo que consideran una falta de comunicación de la facultad. Por ejemplo, aseguran que varios trabajadores y personal de limpieza siguieron transitando por laboratorios de la planta -2 después de que se dejaran temporalmente sin uso. «A los trabajadores no les llega información. A nosotros tampoco. Si se hubiera explicado lo que se ha hecho, se habría evitado la angustia y el malestar del personal», dice Mercedes Albacete, delegada de prevención del comité de empresa del personal de administración y servicios de la UB.
Gironès afirma que hasta junio de 2022 no tuvo constancia de los episodios, que empezaron a finales de 2021, y asegura que enseguida abordó el asunto. «Comprendo a las personas afectadas, yo estaría igual de asustada».
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La UB asegura que las estancias tendrán sensores de alarma en un plazo de 2 meses