«¡Claro que tenemos mucho que perder!»
En el verano de 2018, el gallego Braulio Vázquez, director deportivo desde el año anterior, puso a Osasuna en manos del técnico Jagoba Arrasate. Y el resto es historia. Un ascenso inmediato a Primera y cuatro temporadas sin apuros en la élite. Exdirector deportivo del Valencia y Valladolid, es uno de los artífices de que el equipo rojillo dispute hoy en Sevilla la final de Copa con el apoyo de toda Navarra. — ¿Qué opina del discurso que dice que no tienen nada que perder?
— ¡Claro que tenemos que perder! Tenemos que perder el que sería el primer trofeo de la historia del club. Sabemos que nos enfrentamos al mejor equipo del mundo y, si perdemos la final, no podemos hacer un drama de ello. Pero tenemos que ir sin complacencia alguna. Tenemos mucho que perder.
— Osasuna ha logrado una gran estabilidad en Primera (10º, 11º y 10º las tres temporadas anteriores, y este año será similar), pero siempre conscientes de que pueden descender.
— Hemos pasado momentos malos, como hace dos años, cuando estuvimos 13 partidos sin ganar. O el año pasado, cuando la mala racha fue de 10, pero siempre teniendo todos claro que la receta es aunar fuerzas y trabajar más. Piense que en este club todos los jugadores y empleados tenemos por contrato una reducción de salario de casi el 50% en caso de descenso. Yo el primero.
— Tiene que condicionarles cuando salen al mercado.
— Bueno, sí, en parte es una dificultad, pero lo tenemos claro: el que no la acepta, no viene.
— Habrá jugadores que no hayan querido firmar por Osasuna por esa cláusula.
— Sí. Y no los hemos fichado.
— ¿Y nunca ha tenido la tentación de saltarse la norma con algún futbolista interesante?
— No. Porque si lo hiciera con uno, no podría mirar a los ojos al resto.
— Hablaba de aquella racha de 2020-21 de 13 partidos sin ganar. Con Osasuna 19º, usted dio una rueda de prensa...
—La rueda de prensa que me acompañará de por vida...
—Dijo que «el barco llegará a puerto o no, pero con el mismo capitán», cuando Arrasate estaba muy discutido por los resultados.
— Esa respuesta la ponen en bucle porque salió bien y nos salvamos con holgura. Si hubiera salido mal, dirían que no me moví, que no tomé decisiones... Yo dije eso desde el convencimiento de cómo estaba la plantilla y de cómo estaba trabajando con el entrenador. Creía que era el mensaje que debían escuchar los jugadores y el cuerpo técnico.
— ¿Hubiera mantenido a Arrasate aunque la cosa se hubiese puesto aún más fea?
— Sí, y así lo hice saber al presidente. Le dije que si en algún momento querían echar a Jagoba, me tenían que echar a mí también. Era también una cuestión de credibilidad, yo había comprometido públicamente mi palabra y conmigo en el club no existía esa posibilidad. Jagoba iba a seguir hasta el final, aunque bajáramos a Segunda.
— Llama la atención que en su plantilla solo haya cuatro jugadores extranjeros: Abde, Brasanac, Budimir y Chimy Ávila.
— El 50-60% del equipo son jugadores navarros, porque somos un club de cantera y creemos en ello. En los últimos años se han marchado jugadores históricos como Oier y Roberto Torres y hemos subido gente del filial que nos da mucha fuerza. Para el resto de la plantilla, entendemos que jugadores nacionales o que ya conocen LaLiga, como los cuatro extranjeros, tienen una adaptación más rápida.
— Habla de la marcha de referentes veteranos. No es fácil tomar esa decisiones cuando las cosas van bien, son más comunes cuando vienen mal dadas.
— Sí, pero los cambios hay que hacerlos en el éxito, no en el fracaso. Esa es la mayor dificultad del fútbol. Y en Osasuna funciona si mantienes la esencia de cantera, que está reflejada en los estatutos. La afición tiene que sentirse identificada por el equipo y la cultura de cantera está muy impregnada en el club.
— Y les va tan bien que... ¿Cómo mantienen los pies en el suelo? —
Es que no hay otra. Tenemos unos límites salariales que, obviamente, han ido creciendo, pero que son los que son y que no podemos sobrepasar. Tenemos bien valorado al futbolista navarro, pero si reciben una oferta en la que le duplican el sueldo, y es algo que ha pasado y pasará, entendemos que se vayan. No se nos va a ir la olla, no vamos a tirar la casa por la ventana por retener a nadie con un sueldo que excede nuestra capacidad.
■