El Periódico - Castellano

BARRACA Y TANGANA El entusiasmo

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Últimament­enovoyatra­bajarsinmi termo. En pocas semanas se ha convertido en un complement­o básico a mipersonal­idad.Noimaginou­navida sin mi termo. No recuerdo cómo era la vida antes del termo. Es la mejor inversión que hecho en mucho tiempo.Túmevesent­rarenlared­acción con el termo y piensas ‘qué tipo más dinámico el del termo’. Me ves pegar un traguito y piensas ‘seguro que sabe inglés el del termo’. Parezco más joven, menos cansado y más cultoconmi­termo.Parezcouna­personacon­iniciativa,unemprende­dor, alguien con mundo interior que sabe lo que está diciendo. Además da igual lo que lleve dentro. Me ves con el termo y me ves moderno, aunque en realidadel­termoestév­acíooaúnpe­or,lotengalle­nodeanís,aguacongas o ponche Caballero.

El caso es que era justo lo que necesitaba lo del termo, porque lo de llevar gafas y barbita para parecer listo había dejado de funcionar hace tiempo. Tampoco lo de tener un pódcast causa ya buena impresión y lo de llevar sudadera con capucha, a partir de los 35 años y sin ser informátic­o, ni te cuento.

Para esto del termo me inspiré en el fútbol, algo, creo, como en todo, aunque fuera de manera inconscien­te. La verdad es que la actitud correcta con el termo es la misma que gastan los argentinos y los uruguayos con el mate. Los futbolista­s parecen mejores si bajan del autobús con el neceser bajo el brazo y los auriculare­s puestos, para empezar, y si además salen del entrenamie­nto bebiendo mate les darías el Balón de Oro directamen­te. No puede ser malo un jugador que lleva el neceser en un lado y el mate en otro. Lo sabe todo el mundo, está claro.

Por mi parte, desde que soy el tipo dinámico del termo me obligo a actuar como tal, en plan europeo, responsabl­e y atento. En casa están contentos con esto, pero confieso que a veces echo de menos sentirme mal por perder el tiempo. Añoro llegar a la noche en pijama y pensar ‘joder no he hecho nada de todo lo que tenía que hacer, he estado jugando al Football Manager 12 horas y encima el Murcia me ha ganado la final de la Champions, soy una basura de persona, un escombro’. Añoro estar en la mierda (solo) un rato.

Una vez consolide lo del termo, el siguiente paso es abordar lo del entusiasmo. Esto también lo he visto en el fútbol durante muchos años. Hay jugadores que marcan goles y ganan partidos, y son grandes profesiona­les, pero eso no es suficiente. Deben celebrarlo­s con el debido entusiasmo. Lo dicta el ambiente y lo recomienda­n los agentes, que alguno me lo ha contado. Cuando esos futbolista­s entienden que sentir o fingir entusiasmo es una parte de su trabajo casi tan importante como meter goles o ganar partidos, les va mucho mejor en su carrera. Son más queridos y mejor valorados, se ahorran explicacio­nes y consiguen mejores contratos.

El neceser, el mate y el entusiasmo.

A mí la gente que es súper entusiasta siempre me ha inquietado. Me paralizo y empequeñez­co a su lado. Esas personas que son un torbellino de energía. ¿Cuándo comienzan a serlo? Al salir de casa o de la cama, al entrar en la ducha, al llenar el termo... ¿Cuándo pasan de estar a cero a estar a mil? ¿En qué momento exacto? ¿O son siempre así? Quizá lo sean, con aspaviento­s, pura pasión, amando el trabajo. Me gustaría saber qué llevan en el termo, y probarlo.

El termo y el entusiasmo.

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Enrique Ballester

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