El Periódico - Castellano

Comienza el Giro escrito para la gloria de Roglic o Evenepoel

- SERGI LÓPEZ-EGEA

El ciclismo actual vive de duelos y hasta da la impresión de que una carrera en concreto solo la disputan dos corredores. Si ya son muchos los que cruzan los dedos esperando que no haya ninguna complicaci­ón en la muñeca que Tadej Pogacar se rompió en Lieja y pueda medirse con Jonas Vingegaard en el Tour; el Giro, que empieza hoy en los Abruzos con una contrarrel­oj de 19 kilómetros por un carril bici, se presenta como una carrera para dos, mientras el resto debe mirar lo que hacen, y cómo lo hacen, nada menos que Primoz Roglic y Remco Evenepoel.

Salvo caída, enfermedad o una sorpresa más monumental que la ciudad de Roma donde acabará la prueba el domingo 28 de mayo, el Giro 2023 se contempla bajo el influjo de un veterano que comenzó a colocar Eslovenia en el universo ciclista y un joven rebelde a quienes los belgas ven como la viva reencarnac­ión de Eddy Merckx. «Soy como el buen vino, contra más viejo me hago, mejor soy», declaró entre sonrisas Roglic en la presentaci­ón de equipos de la carrera. A los 33 años se enfrentará a un corredor que con diez menos podría ser su hermano pequeño.

¿Cuál es mejor? ¿Quién es superior en la contrarrel­oj y está preparado para tumbar al otro en las tres etapas de la especialid­ad programada­s? Evenepoel, en el único precedente entre ambos -etapa de Alicante de la Vuelta 2022- pasó sobre Roglic como una apisonador­a, pero el corredor esloveno llegó a la ronda española renqueante de las heridas que lo obligaron a abandonar el Tour y no entró en forma hasta finales de la segunda semana, antes de que otra caída, en Sevilla, lo apartase de la carrera, con lo que no hubo cuerpo a cuerpo entre los dos corredores.

Sin embargo, Roglic es el actual campeón olímpico de contrarrel­oj. «No será nada fácil», reconoció Evenepoel recordando que su rival tiene la medalla de oro de Tokio guardada en casa, en un Giro que, a diferencia del Tour y la Vuelta, apuesta por este tipo de etapas con 72 kilómetros en el menú y hasta una cronoescal­ada, a un día de Roma (sábado, 27 de mayo), que debe dictar la sentencia definitiva en las cuestas del Monte Lussari.

En este ciclismo que ahora toca vivir, cada carrera de tres semanas tiene protagonis­tas diferentes. Roglic y Evenepoel, en el Giro; Vingegaard y Pogacar, en el Tour, y unos favoritos todavía inciertos en la Vuelta. Nadie afronta los retos del doblete como hizo, por ejemplo, Miguel Induráin, al ganar en Milán y París, en 1992 y 1993. Nadie se atreve. Alberto Contador fue el último. En 2015 ganó el Giro, pero no pudo con el Tour.

Si las tres contrarrel­ojes serán algo más que decisivas, la montaña quita el hipo, concentrad­a en la tercera semana con cuatro cumbres de aúpa, sobre todo la subida a las Tres Cimas de Lavaredo, en los Dolomitas (viernes, 26 de mayo), donde aún hay restos de las marcas de las ruedas de Eddy Merckx, que recuerdan la hazaña del mito belga en 1968, en el primero de los cinco Giros que ganó.

EL RECORRIDO DEL GIRO 2023

Los españoles

De este modo, el Giro se convierte en una bestia humana en la fase final, con el deterioro físico al que llegan los corredores; un Roglic que ya perdió el Tour a un día de París (2020, ante Pogacar) y un Evenepoel que todavía no se ha examinado en puertos de primerísim­o orden, como los Alpes dolomítico­s, donde se encarrilan puertos de forma consecutiv­a. Antes de subir a las Tres Cimas de Lavaredo se deben superar el Passo Campolongo, el Passo Valparola y el famoso Passo Giau; a excepción del primero, todos a más de 2.000 metros de altitud, donde se puede perder un Giro por más que se lleve el apellido Roglic o Evenepoel.

«Estoy en mi peso ideal y solo percibo buenas sensacione­s. Tras la Volta (acabó segundo) mis dudas en la montaña con Roglic desapareci­eron por completo», dijo Evenepoel. El duelo está servido con solo siete españoles en escena -Carlos Verona es el mejor preparadop­ero sin opciones de acabar vestidos de rosa.

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La Volta Evenepoel y Roglic se saludan en la Volta, donde fueron protagonis­tas.

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