¿Y por cuánto sale la fiesta?
Las celebraciones para conmemorar la coronación de Carlos III de Inglaterra irán a cuenta del erario público, pero su coste no será revelado hasta después de los fastos. Un 51% de los británicos opina que su gobierno no debería saldar la factura.
Además de la ceremonia de ayer en la abadía de Westminster y la apabullante parada militar en la que participaron unos 7.000 soldados y 60 aviones de las Fuerzas Armadas británicas, la fiesta continúa hoy con un concierto en el castillo de Windsor.
Según estimaciones de medios británicos, el histórico acontecimiento podría tener un coste final de unos 100 millones de libras (unos 113 millones de euros), casi el doble del monto al que ascendió la de su madre, Isabel II, que hasta ahora había sido la ceremonia más cara en los más de mil años de historia de la monarquía británica: 1,57 millones de libras, unos 56 millones al cambio actual (63 millones de euros). Y eso a pesar de que Carlos III ha reducido el número de invitados (2.200 frente a los más de 8.000 de su madre) y ha recortado también la duración de la ceremonia y el recorrido de las procesiones.
El mayor coste se debe en gran medida al gigantesco despliegue de seguridad que se ha realizado en un acto al que asistieron un centenar de jefes de Estado de todo el mundo. Casi 30.000 agentes de policía han participado en el dispositivo puesto en marcha esta semana en Londres. De estos, unos 11.500 estuvieron ayer de servicio. Fue «la movilización más grande de policías en una sola jornada en décadas», explicó Ade Adelekan, comandante adjunto de la Policía Metropolitana, quien no descartó el uso de cámaras con tecnología de reconocimiento facial para identificar a individuos potencialmente sospechosos. También hubo francotiradores, patrullas en el Támesis y restricciones en el espacio aéreo de la capital.
Momento complicado
El desembolso de semejante gasto llega en un momento muy complicado para la economía del país, con una tasa de inflación que supera el 10%, la mayor en décadas, y un malestar entre los trabajadores, a quienes cada vez les cuesta más llegar a fin de mes, traducido en protestas y huelgas en los servicios públicos.
Quizás por este motivo, la mayoría de los británicos no está de acuerdo en que la coronación deba ser sufragada por el erario público. En concreto, el 51% opina que el
Ejecutivo de Rishi Sunak no debería correr con los gastos, frente al 32% que opina que sí debería y un 18% que no sabe o no contesta, según un reciente sondeo de YouGov.
«Carlos dice que quiere modernizar la monarquía. Si habla en serio, puede comenzar pagando impuestos sobre la gigantesca herencia de su madre: los caballos de carreras, las pinturas y el resto. Y puede pagar su propia coronación. Después de todo, él puede permitírselo», ha escrito en The Guardian Norman Baker, exdiputado de los Liberal Demócratas, miembro del consejo privado y autor del libro Lo que la familia real no quiere que sepas. La fortuna personal del rey asciende a 680 millones de euros, el doble de la estimada a su madre, según la lista anual de los más ricos del Reino Unido que publica The Sunday Times, aunque una reciente investigación de The Guardian eleva la cifra a 2.000 millones de euros.
Una fuente del palacio de Buckingham aseguró al diario The Sun que solo con «los derechos de televisión se cubrirá con creces este coste» y también supondrá un «gran impulso para el turismo». Y el Gobierno ha defendido el gasto: «El Gobierno siempre ha pagado por las coronaciones. La razón para hacerlo es que el soberano es nuestro jefe de Estado y es importante que marquemos eso correctamente (...). Está bien que celebremos este momento en la vida de nuestra nación y que lo hagamos de manera apropiada y de manera que la nación pueda unirse para celebrar», aseguró el viceprimer ministro, Oliver Dowden.
La coronación no es un acto esencial para que el monarca pueda iniciar su reinado. De hecho, Carlos es rey desde el momento en que falleció su madre, el pasado 8 de agosto. La coronación, según señala el profesor Robert Hazell, de la Unidad de Constitución del University College of London, «es un rito religioso que simboliza el descenso de la gracia de Dios en el nuevo gobernante» y se mantiene porque es una tradición «que se remonta a mil años atrás», «es una fuente de orgullo y celebración nacional» y «marca la renovación pacífica en la cúspide de la Constitución».
El Reino Unido es la única monarquía que conserva esta formalidad. Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos nunca han celebrado esta ceremonia. En Dinamarca, la Constitución de 1849 decretó que la coronación era incompatible con el nuevo orden, y el único momento en que se usa la corona es para colocarla sobre el ataúd de los monarcas fallecidos durante su funeral. En Suecia se suspendieron a finales del siglo XIX por cuestiones económicas y Noruega las prohibió por ley a principios del XX. En España, no ha habido ninguna coronación desde la unificación de Castilla y Aragón. Hazell considera que el Reino Unido podría también llegar a interrumpir este rito «sin ninguna modificación en la ley». «El concepto de un juramento de coronación podría sobrevivir en una ceremonia modificada de adhesión, religiosa o secular, sin coronación», concluye.
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