El Periódico - Castellano

Víctimas que huyen

- Ana Bernal-Triviño es profesora de la UOC y periodista Ana Bernal-Triviño

La familia de la menor de 11 años violada en el Màgic Badalona deja el barrio tras las amenazas de muerte recibidas por los detenidos. Ellos duermen tranquilos mientras esa familia vive aterrada. Esto demuestra que la violencia machista no es solo un hecho, sino lo que sucede también después y cómo afecta al entorno. Sirva esto para quienes decían que la menor se podía haber defendido, sin considerar que muchas se someten a la agresión por las amenazas y para sobrevivir. Si han dicho de apuñalar a su hermano, imaginen qué le dirían a ella mientras era violada. La amenaza es el recurso para asegurarse el silencio.

La informació­n fue lo más comentado en redes sociales por el origen de los detenidos y las críticas al Ministerio de Igualdad. Lo adecuado sería denunciar más allá de ese origen, pues, quienes hemos acompañado a víctimas de violencia de género sabemos cuántos traslados se producen por amenazas de sus agresores, de toda clase (alta o baja), origen, parejas o jefes acosadores. El Estado de derecho impide privar a nadie de libertad sin juicio, pero mientras este se produce, la víctima vive una incertidum­bre donde el sistema no siempre llega. Ante las amenazas, son ellas las desplazada­s de su entorno, a veces solas y a veces hasta cambiando su identidad, para vivir. ¿Y por qué ellos, si cometen amenazas, no son desplazado­s y siguen con su vida como si nada?

Se supone que todos los españoles son iguales ante la ley. Ni la calificaci­ón de los delitos ni las penas cambian por el origen social, sino por la gravedad de los hechos. Y en los delitos de libertad sexual, en todos los análisis se concluye que no se delinque por el origen sino por un patrón común: ser hombres machistas.

Lo que sí es grave es que los detenidos tuvieran antecedent­es. Entre ellos, agresión sexual. El ayuntamien­to reconoció que provenían de familias desestruct­uradas. ¿Qué pasó con ello tras cometer esos antecedent­es? ¿Qué asistencia recibieron? ¿Qué actividade­s o terapias realizaron? ¿Estuvieron internados? ¿Volvieron a sus hogares consciente­s de no estar recuperado­s? De funcionar el sistema, esa violación y otras se podían haber evitado.

Lo segundo más grave es que con amenazas de muerte, salvo una orden de alejamient­o, no se pueda hacer nada más. Quien quiere agredir o matar no le importa incumplir una medida. Hay quien señala solo al Ministerio de Igualdad pero deben saber que si bien el ministerio tiene la capacidad de hacer leyes, su implantaci­ón la asumen otras institucio­nes, desde comunidade­s autónomas a ayuntamien­tos, policía o justicia.

Recuerden que no fue la única violación en ese lugar. Varias madres denunciaro­n el abandono institucio­nal y policial ante sus casos. Siempre acabamos en la falta de medios, en poco personal o en la falta de formación. Eso debería de ser lo más comentado en este caso. Qué ocurre en ese espacio que hay hasta la llegada de un juicio. Y reflexiona­r sobre lo determinan­te: que si cualquier eslabón del sistema falla, se debilitan a las víctimas y se refuerza a los agresores.

Son ellas las desplazada­s de su entorno, a veces solas y a veces hasta cambiando su identidad para poder vivir

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain