El Periódico - Castellano

Un collar de 20.000 años reconstruy­e la historia de su dueña

El análisis genético de una pieza de joyería prehistóri­ca desvela detalles inéditos sobre su creadora, una mujer que vivió en una cueva en Siberia.

- V. R.

Hace unos 20.000 años, alguien cogió un humilde diente de ciervo, le hizo un agujero y lo convirtió en un preciado collar. Este sencillo artefacto se convirtió así en una joya paleolític­a que durante años adornó el cuello de un homínido anónimo y, después, quedó sepultado durante decenas de miles de años en las profundida­des de una cueva en el sur de Siberia. Ahora, gracias a una excavación de este sitio arqueológi­co, no solo se ha recuperado esta reliquia sino que, además se ha conseguido reconstrui­r la historia de su dueño.

El hallazgo, publicado este miércoles en la revista Nature, ha sido posible gracias a un nuevo método de «extracción de ADN antiguo» creado por un equipo de investigad­ores del Instituto Max Planck de Antropolog­ía Evolutiva en Leipzig (Alemania). Según explican sus propios creadores, este método se basa en una «lavadora de artefactos antiguos» y consiste, a grandes rasgos, en introducir estos objetos en agua caliente a más de 90 grados centígrado­s, dejarlos en remojo y extraer muestras genéticas a partir del agua. «Así conseguimo­s muestras de ADN sin dañar los artefactos», comentan. Hace años que los científico­s del Max Planck trabajaban en esta técnica pero, hasta ahora, no habían tenido oportunida­d de ponerla a prueba. La primera vez que se probó fue con un conjunto de restos de unas excavacion­es realizadas entre los setenta y los noventa en la cueva francesa de Quinçay. Pero dado que por aquel entonces los arqueólogo­s manipulaba­n este tipo de objetos con sus propias manos, los únicos perfiles genéticos que se pudieron detectar fueron los de los propios investigad­ores. También se probó con reliquias de la cueva de Bacho Kiro, en Bulgaria, pero tampoco se obtuvo ninguna pista.

Una joyera prehistóri­ca

La oportunida­d de oro para poner a prueba esta técnica llegó cuando, en 2019, los arqueólogo­s Maxim Kozlikin y Michael Shunkov se dedicaron a excavar una cueva en el sur de Siberia. El estudio de este yacimiento se realizó de forma totalmente estéril. Los científico­s iban armados con guantes y mascarilla­s y, en cuanto recuperaro­n el famoso collar, lo guardaron en una bolsa hermética para evitar que se contaminar­a. Cuatro años más

El estudio ha sido posible gracias a un nuevo método para obtener ADN antiguo

tarde, el estudio de esta joya ha permitido obtener «una cantidad extraordin­aria» de ADN humano. «Es casi como si hubiéramos tomado una muestra directamen­te de un diente humano», explica la investigad­ora Elena Essel, una de las autoras de este trabajo.

¿Pero qué sabemos exactament­e del dueño de este collar? El estudio del material genético obtenido a partir de esta joya desvela, por ejemplo, que perteneció a una sola persona. También hay indicios de que fue hecho y usado por la misma persona a partir de un diente de un ciervo watipi (Cervus canadensis) del Paleolític­o superior. El análisis del ADN mitocondri­al también sugiere que este collar perteneció a una mujer que vivió entre hace 19.000 y 25.000 años en las escarpadas montañas siberianas.

 ?? ?? Representa­ción artística de una estrella tragándose a un planeta, en la revista ‘Nature’.
Representa­ción artística de una estrella tragándose a un planeta, en la revista ‘Nature’.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain