El Periódico - Castellano

El nuevo reto de la reina del mar

- LAIA BONALS

Gisela Pulido ha dado un giro de 180º a su vida. Después de ser 10 veces la campeona del mundo de la categoría freestyle de kite, ha decidido salir de su zona de confort para cumplir un sueño: participar en unos Juegos Olímpicos. Con París 2024 en el punto de mira, Pulido se sincera en EL PERIÓDICO.

El sonido del mar se entrelaza con el canturreo de las patas de Fly mientras se aleja. Gisela Pulido se gira y miraalolej­osasuperro­conlamisma devoción que siente cuando pone un pie en el agua. «Es mi niño», confiesa con ternura. Le brillan los ojos como el destello sobre el mar cuando refleja el sol. «Para mí es casa. Siempre he sido nómada. Tengo la mitad de mi ropa en casa y la otra mitad en la furgoneta de la federación, donde tengo todo el material. Paso más tiempo fuera que en casa, por eso sé quesiélest­á,yoestoytra­nquila»,comenta mientras se sienta, siempre cerca del mar y de Fly.

De muy pequeña se inició en el deporte gracias a su padre. Probó de todo: snowboard, surf, bodyboad...

Todos le gustaban, aunque tenía que escoger uno y para ello decidió de una manera peculiar. «Yo escogí el kite porque era el que al principio mi padre no me dejaba. Me decía que era muy peligroso y yo quise ese. Mi madre le decía a mi padre: ¿Dónde vas? ¡Que es muy peligroso!»,

confiesa risueña la 10 veces campeona del mundo de la modalidad freestyle de kite.

«Soy de agua. Paso más tiempo dentro del agua que fuera. Siempre he sido muy tímida y me ha costado mucho hablar con la gente. Me daba todo vergüenza, pero cuando me ponía el neopreno la timidez desaparecí­a», confiesa mientras intenta evitar que Fly salte al mar.

Lo que empezó como una especie de desafío, se acabó convirtien­do en su pasión. Pese a que entrenaba a diario, tardó dos años en poder ir con la cometa al agua. «Recuerdo perfectame­nte mi primera vez. Fue en Sant Joan, fuimos a Sant Pere Pescador y, como hacía poco viento, mi padre me dijo que era el día. Me acompañó al agua y lo pillé enseguida», recuerda. A partir de ese momento, los años pasaron a contarse con mundiales: levantó 10 desde 2004 hasta 2015.

Infancia adulta

«Nunca he sido una niña», reconoce la catalana. «De hecho, creo que ahora lo soy más que antes. Mi padre era muy exigente. Me acuerdo que de pequeña alguna vez estaba jugando en la arena, haciendo castillos, y mi padre me dijo: ¿Qué haces? ¡Deja de jugar y ve al agua!. Era duro. También lo agradezco, porque eso me ha hecho la persona que soy», recuerda.

Su vida, pese a ser catalana, empezó prácticame­nte en Tarifa. Siempre pegada al mar. Allí creció, se formó como profesiona­l y cosechó tantísimos éxitos, que no le caben los trofeos en las estantería­s. Ahora, todos esos récords quedan en un segundo plano. Porque, como dice ella, «hay que salir de la zona de confort». «Me mudé de Tarifa a Barcelona porque la sede de vela de los Juegos Olímpicos del próximo verano será Marsella. Entrenamos allí o vamos a Holanda, al Mundial, así todo queda más cerca. Estoy haciendo campaña olímpica en Fórmula Kite, que es la clase más rápida de vela, para los JJOO de París. Es como si fuera regatas de vela, aunque con kite», reconoce con ilusión.

El nuevo proyecto deportivo viene de la mano de un cambio vital enorme. «Ha sido raro volver a Premià. Siempre he sido muy catalana pero a la vez muy andaluza. He tenido siempre el corazón dividido en dos. Me gusta mucho el estilo de vida que hay allí: todo es muy tranquilo, con mucha calma y disfrutas mucho de la naturaleza. Aquí es diferente: es vida más de ciudad, menos de naturaleza y vas corriendo a todos sitios [ríe]. Es otro ritmo vital y a veces me estresa un poco», admite, aunque se reconoce contenta con el nuevo rumbo que ha cogido su vida.

Ahora, pese al nuevo objetivo deportivo, Gisela se confiesa. «Siempre he sido competitiv­a. Lo soy y lo seré. Me gusta ganar. Yo no podría no ganar, y ahora es una cosa que me está costando gestionar. Con el cambio de disciplina estoy haciendo terceros y cuartos puestos. Yo quiero estar en el número uno. Siempre lo he estado y ahora es difícil. Lo que más me gusta es ganar». Y precisamen­te eso quiere hacer en París. Aunque, hasta la fecha olímpica, seguirá yendo de arriba para abajo con su furgoneta y acompañada de Fly.

«Yo escogí el ‘kite’ porque era el deporte que al principio mi padre no me dejaba»

 ?? Ferran Nadeu ?? Gisela Pulido y su perro Fly, el día en que se realizó la entrevista con este diario..
Ferran Nadeu Gisela Pulido y su perro Fly, el día en que se realizó la entrevista con este diario..

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