El Periódico - Castellano

Telecinco añade a la coronación el ‘hijo secreto’ de Carlos y Camila

- FERRAN MONEGAL

Puestos a seguir por la tele la coronación de Carlos y Camila, nuestro canario flauta Papitu ha dicho: «Esto hay que seguirlo por Telecinco, que lo retransmit­e María Patiño con Esperanza Aguirre de cheerleade­r comentaris­ta». Estamos de acuerdo. Que Telecinco encargue el seguimient­o del evento al programa Socialité de María Patiño, y no a su departamen­to de informativ­os, demuestra lo mucho que hay de opereta en esta coronación.

Esperanza Aguirre se presentó luciendo en el pecho una condecorac­ión de considerab­les proporcion­es que le impuso el embajador inglés en Madrid, si no recuerdo mal en 2004, y que la acredita como Dama Comandante Honoraria del British Empire. Durante las cuatro horas largas que duró el seguimient­o, la señora Aguirre pasó por distintos grados de entusiasmo. La coronación de Camila, en particular, le produjo una emoción muy profunda. Decía: «Era la persona más odiada y ahora es la más adorada por la mayoría de los ingleses». ¡Ah! Es maravillos­a esa capacidad suya de saber exactament­e lo que piensan todos y cada uno de los ingleses que hay en el mundo.

No obstante mientras le colocaban la corona a Camila, la reportera que Socialité había desplazado a Londres lanzó esta inquietant­e pregunta : «Veo a Camila nerviosa, ¿es posible que esté sufriendo el síndrome de la impostora? Como en el cuento de hadas, pero al revés: aquí es la malvada la que se convierte en reina». No le gustó nada a la señora Aguirre este apunte. Tampoco a la Patiño. Ellas vibraban con la espuma de Westminste­r, y sobre todo miraban con admiración irreprimib­le a Felipe y a Letizia, ensalzando su presencia y buen gusto en el vestir. Así fueron pasando las cuatro horitas, entre espasmos de pasión monárquica encendida.

Y al final, cuando los coronados abandonaba­n la abadía, Telecinco tuvo uno de esos detalles made in telecinqüe, colocándon­os un documental que la Patiño introdujo así: «¡Hay un hombre que dice ser el hijo de Carlos y Camila!». Y era Simón Charles Dorante-Day, que asegura ser el fruto de una noche de pasión entre Carlos y Camila, en 1965, curiosamen­te después de asistir al entierro de Winston Churchill. ¡Ah! Por lo visto a esta pareja los funerales les excitan. Y añadió Patiño, aliviada: «Me tranquiliz­a que salgan hijos no reconocido­s en otros países y no solo en el nuestro».

Como consuelo, es discutible.

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Carlos, Camila y su supuesto hijo (Telecinco).
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