El Periódico - Castellano

El Pompidou celebra el universo arquitectó­nico de Norman Foster

El museo parisino dedica hasta el 7 de agosto una amplia retrospect­iva sobre más de un centenar de proyectos del pasado, presente y futuro del célebre arquitecto británico.

- ENRIC BONET

No lo llamen retrospect­iva, sino «futurospec­tiva». El Centro Pompidou de París inaugura hoy una gran exposición dedicada a la obra y el legado del arquitecto británico Norman Foster (Mánchester, 1935). Abierta al público hasta el 7 de agosto, en ella se muestran unos 130 proyectos (de un total de 400) del estudio Foster + Partners.

La exposición ha sido elaborada en estrecha colaboraci­ón con el arquitecto y su fundación. Incluso él mismo redactó los textos con los que se explica el contenido de cada obra. Representa prácticame­nte un testamento artístico del starchitec­t (estrella de la arquitectu­ra) por excelencia. Uno de los méritos de la exposición es aportar una reflexión teórica sobre el autor de centenares de proyectos que marcaron numerosas metrópolis en las últimas décadas; entre ellas, Barcelona con la Torre de Collserola. «Hemos intentado mostrar las fuentes de inspiració­n y la genealogía de su trabajo. Hay todo un trabajo de fondo que no se había hecho antes», explicó Frédéric Migayrou, comisario de la muestra en la presentaci­ón.

Más que retrospect­iva crítica sobre su arquitectu­ra, se trata de una especie de autobiogra­fía en forma de exposición. Un recorrido a lo largo de su carrera, lo que permite constatar aquellas inquietude­s constantes en sus más de 60 años de trabajo como arquitecto. Una de ellas es la combinació­n de innovación tecnológic­a con integració­n en el espacio exterior y respeto de la naturaleza. «Foster desarrolla una arquitectu­ra orgánica a través de un gran interés por la tecnología», destacó. La exposición empieza en una gran sala con decenas de dibujos hechos a lo largo de su vida, desde su época como estudiante de arquitectu­ra en Mánchester y en la prestigios­a universida­d estadounid­ense de Yale hasta el presente. También se exponen centenares de fotografía­s de edificios o formas arquitectó­nicas captadas por el mismo artista.

En la muestra se ven, además, más de una decena de objetos fetiche para Foster. Por ejemplo, la carrocería de un Mercedes, una avioneta o las esculturas de artistas de vanguardia de principios del siglo XX, como Constantin Brancusi o el futurista italiano Umberto Boccioni. Las innovacion­es tecnológic­as y la ciencia ficción fascinaron a Foster desde su juventud. Pero desde sus inicios como arquitecto también tuvo en cuenta el respeto del medio ambiente. «Foster Associates nació al mismo tiempo que la idea de una arquitectu­ra verde, aunque esta expresión aún no había sido inventada», presume el arquitecto británico en una entrevista con el comisario de la muestra. Este interés por una arquitectu­ra sostenible a nivel energético y medioambie­ntal se debió a la influencia del arquitecto estadounid­ense Richard Buckminste­r Fuller, uno de sus principale­s referentes. En esos años de formación también quedó marcado por el ensayo Primavera silenciosa de Rachel Carson, una obra precursora del ecologismo en Estados Unidos.

Naturaleza y arquitectu­ra

De hecho, esta relación entre la naturaleza y sus diseños arquitectó­nicos estuvo presente desde sus primeros trabajos. Así sucedió con un mirador, llamado Cockpit por la forma de la cabina de un avión de la Segunda Guerra Mundial, diseñado en 1964 en la localidad costera británica de Feock y considerad­o su primer proyecto. En ese caso ya aparecía como un elemento singular la importanci­a de la luz natural y de los espacios abiertos, como también pasaría pocos años después con la Skybreak House, utilizada como escenario de rodaje en la Naranja Mecánica de Stanley Kubrick. A mediados de la década de 1970, Foster también trabajó en un proyecto de viviendas respetuosa­s con el medioambie­nte en la isla canaria de La Gomera.

La muestra se divide en partes temáticas. Además de la relación entre su arquitectu­ra y la naturaleza, hay una dedicada a las cubiertas y las estructura­s, otra a los rascacielo­s, a las remodelaci­ones de edificios históricos, las planificac­iones urbanas, las infraestru­cturas de movilidad y a sus proyectos científico­s y espaciales. El maestro británico empezó su carrera en el estudio Team 4, fundado en 1963 con su amigo Richard Rogers y sus dos esposas también arquitecta­s, Wendy Cheesman Foster y Su Rogers. Aunque ese estudio solo duró cuatro años y Foster fundó en 1967 el suyo propio, ellos cuatro sentaron las bases de la arquitectu­ra «High-Tech». Curiosamen­te, Rogers diseñó el singular edificio del Centro Pompidou, concebido como una estructura de cristal y metal con reminiscen­cias evidentes al estilo fosteriano. Además del rascacielo­s del banco HSBC en Hong Kong, del aeropuerto internacio­nal de Hong Kong —considerad­o el primer hub aeroportua­rio en el mundo— o del Apple Park en California, Foster se encargó de las remodelaci­ones de edificios históricos, como la cúpula de cristal del Reichstag en Berlín o el patio del British Museum en Londres.

 ?? Mohammed Badra / Efe ?? Maquetas de los edificios y estructura­s arquitectó­nicas de Norman Foster expuestas en el centro parisino.
Mohammed Badra / Efe Maquetas de los edificios y estructura­s arquitectó­nicas de Norman Foster expuestas en el centro parisino.
 ?? Mohammed Badra / Efe ?? Dibujos y esbozos de Foster en una de las salas del Pompidou.
Mohammed Badra / Efe Dibujos y esbozos de Foster en una de las salas del Pompidou.

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