Borrell plantea recalibrar la relación de la UE con China
El jefe de la diplomacia europea pide un enfoque pragmático y reducir la dependencia sin cortar los vínculos con Pekín
Hace justo tres semanas, a raíz de un debate en el Parlamento Europeo sobre el viaje del presidente francés Emmanuel Macron a China, el alto representante para la política exterior de la UE, Josep Borrell, instaba a los Veintisiete a actuar como un «coro bien afinado» y recalibrar la estrategia para el país asiático para adaptarla al «comportamiento» de Pekín. «Hay al menos tres razones: el grado en que China está cambiando, con el nacionalismo y la ideología en alza; el endurecimiento de la competencia entre Estados Unidos y China, que afecta a todos los ámbitos políticos; y el hecho de que China es un actor clave en cuestiones regionales y mundiales», sostiene Borrell en una carta enviada a los 27 ministros de exteriores de la UE junto a un documento de trabajo en el que desgrana cómo debe ser la nueva relación: «realista», «pragmática» y «coherente, que lleve una reducción de riesgos y a una menor dependencia del gigante asiático, pero «sin obstaculizar» los intercambios comerciales ni la cooperación.
«Europa debe seguir comprometiéndose con China, reforzando al mismo tiempo la resistencia interna y la reducción de riesgos externos, para garantizar unas bases sólidas para nuestro futuro», recoge el documento en el que reclama «unidad y solidaridad» como elementos «primordiales» para que la UE actúe desde una posición de fuerza. «Los intereses nacionales a corto plazo no deben socavar esa unidad y cohesión», añade sin mencionar declaraciones ni polémicas. «Si queremos construir una nueva estabilidad en nuestras complejas relaciones, la UE y sus Estados miembros deben mantenerse firmes pero no enfrentados. Debemos tener clara la naturaleza de esta relación. La rivalidad sistémica puede aparecer (…) pero esto no debe disuadir a la UE de mantener abiertos los canales de comunicación y buscar una cooperación constructiva con China», asegura calificando de «esencial» la coordinación con EEUU aunque sin «suscribir la idea de un juego de suma cero» en el que «sólo puede haber un ganador en un enfrentamiento entre Estados Unidos y China», avisa Borrell. «Cuanto más garanticemos una competencia leal y basada en normas, mayor será nuestra garantía de una competencia sana y sin enfrentamientos. La UE debe movilizar a socios afines, así como a los países candidatos y a los candidatos potenciales», recomienda Borrell, que apuesta por implicar a socios de todo el mundo ofreciéndoles alternativas a China «atractivas» por medio de la iniciativa Global Gateway, acuerdos de libre comercio y asociaciones sectoriales.
El diplomático apuesta por implicar a socios de todo el mundo ofreciéndoles alternativas a China
Nuevo orden mundial
Bajo el título Gestionar eficazmente las relaciones UE-China: Compromiso sobre intereses y valores; reducción de riesgos y dependencias, el diagnóstico parte de la base de que Pekín quiere construir un nuevo orden mundial para mediados de siglo XXI, con China en el centro y al mismo nivel que EEUU. Un orden con «un mayor control interno, más dirección del partido-estado en la economía y una proyección de poder más asertiva combinada con ambiciones de liderazgo mundial» El análisis constata que la influencia económica, política, financiera y militar de China no ha dejado de crecer, particularmente desde 2013 por medio de inversiones estratégicas en países terceros. «China no ha dejado de construir su propia red de países afines y de demostrar su capacidad para ejercer su influencia en la escena internacional (desplazando a EEUU), por ejemplo, negociando un acuerdo diplomático sobre la normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Irán en marzo de 2023.
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