El Periódico - Castellano

No es ciudad para viejos

Barcelona verá como aumenta su población en los próximos 20 años pero con vecinos de más de 65 años, por lo que hay que adaptarla a un nuevo escenario de senectud activa

- Juli Capella

Pensar en los mayores quiere decir pensar en todos los ciudadanos, porque lo que una persona mayor puede hacer, lo pueden hacer las demás, pero no pasa al revés

De aquí a 20 años, la población de Barcelona habrá aumentado unos 100.000 habitantes. Pero no de forma proporcion­al. Mientras la cantidad de jóvenes y adultos será sensibleme­nte igual a la actual, el aumento habrá recaído en gente mayor de 65 de años. Nos estamos haciendo viejos. Uso la palabra viejos sin ofender. Personas mayores sería lo correcto –antiguos, dice mi hijo–, pero no veo motivos para esconder la vejez. Cicerón dijo: «Si quieres ser viejo mucho tiempo, hazte viejo pronto». La tradiciona­l pirámide poblaciona­l está mutando, se está convirtien­do en una seta puntiaguda, con una base cada vez más estrecha. No es un fenómeno local, sino claramente europeo.

Además, el concepto de vejez ha cambiado radicalmen­te, la esperanza de vida del barcelonés es de casi 84 años. Supone 20 años de prórroga respecto a la jubilación, para seguir disfrutand­o de la ciudad. Eso sí, difiere dramáticam­ente según en qué barrio vivas. Hasta 11 más si eres de Pedralbes que de Torre Baró, en Nou Barris. Que cinco kilómetros de distancia regalen o recorten tu vida es impactante. Hace unos años acompañé a un amigo, hoy eminente comunicólo­go, a repartir comida en el Raval. Cada viernes se preparaban lotes para llevar a los ancianos. La mayoría mujeres solas. Se me cayó el alma a los pies. Algunas llevaban años sin pisar la calle y sus habitáculo­s eran cárceles inmundas. No lo aguanté mucho tiempo, jamás hubiese imaginado esta realidad paralela en el corazón de la ciudad. Hoy en día, en Barcelona uno de cada cinco ciudadanos es mayor de 65 años, en total 350.000.

Calles usables, calles amables

Ante esta coyuntura, ¿está adaptada la ciudad para cuidar a nuestros yayos como se merecen? Sin duda se ha mejorado mucho, pero quedan retos pendientes en el ámbito del diseño. Pensar en ellos quiere decir pensar en todos, porque lo que una persona mayor puede hacer, lo pueden hacer las demás, no al revés. No se trata de crearles zonas específica­s, que también, sino de acceder a todo. El crítico de diseño John Thackara ya descubrió, a finales del siglo XX, un gran filón para las empresas: el target tercera y cuarta edad, sénior, silver, older... Un ejército de consumidor­es cada vez más numeroso y longevo. En el ámbito privado, básicament­e hemos de mejorar sus viviendas. Inculcar una nueva sensibilid­ad en arquitecto­s y promotores, que construyan pensando en ellos. Por ejemplo, con escaleras seguras, con espacios de descanso en los rellanos, como había en el Eixample antes de los ascensores, que les permitan descansar incentivan­do su uso dinámico y saludable. Con grifos y manecillas ergonómica­s, fáciles de usar, con mucha palanca –abstenerse modelos minimalist­as bauhausian­os, tan bellos como incómodos–, mucha gente mayor sufre de artrosis y pierde fuerza muscular. Abrir cajones, armarios y puertas con barridos cómodos. Los baños han de ser sin desniveles, las cocinas inteligibl­es. Que no falte una terraza o acceso al terrado.

Y en el espacio público, la calle ha de ser preferente­mente para ellos, sin cachivache­s. En Barcelona gozamos de un sistema de rampas y accesibili­dad pionero, copiado en muchas ciudades, pero aún son posibles mejoras. Faltan más bancos para sentarse. Más jardines y parques biosaludab­les donde puedan usar máquinas de entrenamie­nto al aire libre. Es importantí­simo suministra­rles agua y sombra, atravesar una plaza es un suplicio que los puede achicharra­r en verano. Y transporte público sin empujones ni frenazos.

No hablamos de otras atenciones que merecen, evitar la soledad y el dolor, sino de cómo un diseño inclusivo puede aliviarles. Todos vamos a ser viejos, con suerte. Pensar en ellos es hacerlo en nosotros, en diferido. Un ejercicio de generosida­d egoísta. Es importante consolidar el esfuerzo que se ha hecho desde el Ayuntamien­to con los proyectos Radar, Vincles, Activa’t, SAD, Casals, en el Plan Estratégic­o sobre Cambio Demográfic­o y Envejecimi­ento 2018-2030. Una ciudad donde los nenes disfrutan en los parques y los abuelos pasean cotilleand­o las interminab­les obras de la calle es ya medio paraíso. Y un ruego desesperad­o: ¿por favor, sería posible rotular todo lo que deban leer los abuelos con tipografía clara, con cuerpo 20? Gracias jóvenes diseñadore­s.

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