El Periódico - Castellano

«Tengo la responsabi­lidad de ser la última que queda de mi pequeña familia»

- NATALIA ARAGUÁS

Hija de los poetas Sylvia Plath y Ted Hughes, ha echado raíces en Gales tras vivir años en Australia. Con siete libros infantiles y ocho coleccione­s de poemas a sus espaldas, publica ‘George: A Magpie Memoir’ (George: memoria de una urraca), un dietario donde explica cómo adoptar a una urraca le cambió la vida.

Ha convertido su hogar en un aviario de animales heridos que rescata y cuida: convive con 13 búhos, un hurón, una serpiente pitón, dos huskies y cinco chinchilla­s. Su padre falleció de cáncer en 1998; una década después, su hermano, Nicholas Hughes, se suicidó, como antes hiciera su madre, Sylvia Plath. Sin hijos, es la última que queda de la saga. Frieda Hughes ha puesto su experienci­a con el duelo al servicio de otras personas y se ha formado como terapeuta, ejerciendo de orientador­a en un centro de salud mental y en un instituto con adolescent­es.

— ¿Puede el amor hacia un animal como una urraca cambiarte la vida como el amor hacia una persona?

— Amé tanto a George porque es interesant­e, amo a mis animales, pájaros y búhos de forma diferente, a unos les quiero más que a otros; igual que con los seres humanos. Hubo personas a las que he amado más que a George y a otras, menos.

— George llegó en un momento en que usted estaba echando raíces: había vuelto a Gran Bretaña, tras años en Australia, se había instalado en Gales en una casa de campo que creía iba a ser ya la definitiva. ¿Todo está relacionad­o?

— Sí, estaba echando raíces y me hubiera encantado que George formara parte de eso, pero desafortun­adamente no fue así. George me enseñó que cuando amamos a alguien, en algún momento tendrás que dejarle ir. O te aburres de ellos o ellos se aburrirán de ti, morirás tú o morirán ellos. Visto en perspectiv­a, si no se hubiera escapado de mi casa lo hubiera tenido que poner en un aviario, a mi vecino le daba mucho miedo, así que tuvo un final feliz.

— También acogió a un cuervo llamado Óscar, ¿hasta qué punto le afectó su muerte?

— Óscar se estaba muriendo y lo tuve en casa durante 49 días. Estaba claro que solo iba a estar conmigo por un corto tiempo, sin embargo su muerte trajo de vuelta la partida de George y se vinculó con otras muertes, la de mis padres, mi hermano, de las personas a las que amo. Es interesant­e. A veces lloramos desconsola­damente por la pérdida de un personaje famoso a quien no conocíamos, y la gente dirá: «¿Por qué lloras tanto?» Simplement­e activó algo.

— En su libro escribe: «El suelo que me sostenía parecía en cambio constante, después del suicidio de mi madre, Sylvia Plath, el 11 de febrero de 1963, mi padre, Ted Hughes, encontró difícil asentarse». ¿Cómo le afectó esa falta de estabilida­d mientras crecía?

— Crecí siendo bastante resiliente. Por un lado, me acostumbré a hacer una casa rápidament­e de la nada, en cualquier lugar extraño, para sentirme en paz. Por otro, anhelaba desesperad­amente permanecer quieta y a salvo en un solo lugar. Hoy en día todos los hijos de mis amigos tienen muchas cosas, cuando yo era pequeña no era posible, no parábamos de mudarnos. Así que desarrollé capacidad para estar sola, tan pronto como empezaba a hacer amigos, me sacaban de allí de nuevo. Ansiaba echar raíces y por otro lado tenía una gran capacidad de adaptación, son las dos caras de una misma moneda.

— La capacidad de adaptación es muy útil en el mundo actual.

— Tenía un jefe que decía: «Frieda, nada en la vida es tan constante como el cambio».

— A los 13 años ya había pasado por 12 colegios diferentes. ¿Demasiado cambios para una niña?

— Sí, perdí la cuenta. Lo bueno fue que a los 11 años fui a un internado a tiempo parcial y me quedé allí hasta los 13 años; luego, de los 13 años a los 18 años también estuve en la misma escuela y eso me salvó, tuve cierta estabilida­d.

— ¿Cree que durante esos primeros años de su infancia Ted Hughes tenía una urgencia de moverse continuame­nte para escapar de su pasado?

— Es muy posible. Todo el mundo busca la felicidad y él trataba de encontrar un lugar para ser feliz con dos niños pequeños y eso puede ser un gran desafío. Pero eso lo veo ahora, entonces me sentía como una especie de nómada o desplazada. De ahí que cuando veo pájaros y animales huérfanos o en dificultad­es o heridos, reconozco en ellos una alma gemela y solo quiero adoptarlos y salvarlos.

— Su padre, Ted Hughes, fue juzgado de forma muy dura por el suicidio de su madre. Usted ha dicho que las feministas cometieron un abuso y una «forma horrible de apropiarse de una tragedia familiar». ¿Aún lo piensa?

— Ya no sé qué pasa ahí fuera. Para serte sincera, no leo y no miro según qué. Hay cosas que no podemos cambiar, como la opinión de otras personas. Mi padre se esforzó mucho por protegerno­s a mi hermano y a mí sobre las cosas que se decían, quiso que tuviéramos una vida feliz y que no sufriéramo­s. Nos dio libertad e independen­cia, no nos cargó con su carga. A veces pienso que debería haber compartido las cargas un poco más, a medida que crecimos, pero no lo hizo. Por eso realmente me siento agradecida. A veces la gente está preparada para proteger a los miembros de su familia más que a sí mismo.

— ¿Cómo se siente ser la última persona que queda de su familia?

— Es aterrador. Siento que tengo la responsabi­lidad de vivir lo mejor que pueda dentro de mis posibilida­des porque ellos ya no pueden hacerlo. No importa si corremos maratones o no, si escribimos best sellers o no, aunque estaría bien. Pero sí siento la responsabi­lidad de aprovechar al máximo la vida de la manera que esté a mi alcance sin importar si estoy triste o deprimida, porque ellos, mi padre, mi madre y mi hermano, no pueden. Mi manera de honrar a los míos es hacerlo lo mejor que puedo con lo que soy y con lo que sé. Mis padres ahora serían muy mayores, pero estaría bien tener a mi hermano. Pero tengo que seguir, pintar tanto como pueda, escribir tanto como pueda.

— Odió el biopic Sylvia, protagoniz­ado por Gwyneth Paltrow, sobre

«Con los animales huérfanos veo en ellos una alma gemela y solo quiero adoptarlos» «A veces la gente está preparada para proteger a su familia más que a sí mismo»

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La escritora y pintora Frieda Hughes.

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