En defensa de la blasfemia
Richard Malka, escritor, historietista y abogado de ‘Charlie Hebdo’, visitó el jueves Barcelona para hablar de su libro ‘El derecho a cagarse en Dios’ y lanzó una sombría advertencia: «Si no somos militantes en el combate por la libertad de expresión, des
La presencia de una dotación de los Mossos d’Esquadra en uno de los accesos a la calle de Moià de Barcelona sugería que el acto programado el jueves en la sede del Institut Français de la capital catalana requería unas medidas de seguridad muy poco habituales. Así era. Lo protagonizaba Richard Malka, un parisino de mediana edad que desde hace años está condenado a vivir con protección policial las 24 horas del día por su condición de abogado del semanario satírico Charlie Hebdo.
Malka, que además de profesional del Derecho (con despacho en el elegante Distrito 8 de París) es escritor e historietista underground, estaba en Barcelona para participar en una charla en torno al libro El derecho a cagarse en Dios (Libros del Zorzal), un opúsculo que recoge el alegato pronunciado por el abogado durante el juicio por los atentados del 7 de enero de 2015, cuando los hermanos Saïd y Chérif Kouachi irrumpieron armados con fusiles en la sede de Charlie Hebdo y, al grito de «¡Venguemos a Alá!», mataron a 12 personas e hirieron a otras 11. A Malka le acompañaron en la conversación su editor Leopoldo Kulesz y el escritor y polemista (y colaborador de EL PERIÓDICO) Juan Soto Ivars.
Elogio de la risa
El acto se planteaba como «una defensa integrista» de la libertad de expresión y, de forma más específica, del derecho a blasfemar. «Los blasfemos nunca han matado a nadie; al contrario, es a ellos a quienes se mata», señaló Malka, antes de embarcarse en un entusiasta elogio del humor y la sátira como piezas esenciales de cualquier sistema de libertades. «La caricatura es el guardián de la libertad de expresión. Cuando nos reímos de nosotros mismos y hacemos reír a los demás, desaparece la violencia. La risa es el arma de los pacifistas y por eso los fanáticos la temen tanto».
Sin embargo, el diagnóstico que tanto Malka como Soto Ivars y Kulesz hicieron de la situación que atraviesa la libertad de expresión en nuestros días parecía invitar más a las lágrimas que a la risa. «Este es un combate que creíamos haber ganado –explicó el abogado-. Desde mediados de los años 60 se fueron haciendo conquistas en este terreno y hasta la primera década de los 2000 vivimos un periodo de gracia. Pero a partir de ahí la situación se ha ido degradando, y se da la paradoja de que los principales enemigos de la libertad de expresión ya no son el Estado, la ley o la iglesia, sino que están entre el pueblo». ¿Por qué ha sucedido eso? Malka aseguró que el auge de los fanatismos ha coincidido con la aparición de «una nueva sensibilidad según la cual no debemos ofender ni herir a nadie»; una ideología, apuntó, que «nace con buenas intenciones», pero que, al otorgar a determinados colectivos «la categoría ontológica de víctima», puede acabar «justificando cualquier barbaridad».
Los tres ponentes tardaron bien poco en identificar esa «nueva sensibilidad» con la llamada izquierda cultural o identitaria («la izquierda fofa», en palabras de Soto Ivars), a la que acusaron de «aliarse» con el integrismo religioso para reprimir la libertad de expresión. Y señalaron a las redes sociales como la herramienta (paradójica) que les ha permitido avanzar en su campaña de restauración de la censura. «Las redes sociales son la turba, la muchedumbre –apuntó Malka-. La muchedumbre no es democracia; de hecho, es lo contrario del Estado de derecho. Y esa muchedumbre está destruyendo los fundamentos que hemos tardado siglos en construir».
Abandonado por la izquierda
El abogado de Charlie Hebdo se definió como «un hombre de izquierdas que siente que la izquierda le ha abandonado». Y lanzó un augurio fatalista: «Cuando valores como la defensa del laicismo y la libertad de expresión son abandonados por la izquierda y pasan a la derecha e incluso a la extrema derecha, la cosa puede acabar muy mal».
En un momento de la conversación, Malka comentó de pasada que, a diferencia de Francia, España es uno de los países europeos que todavía mantiene en su código penal el castigo a la ofensa a los sentimientos religiosos. Precisamente, la visita a Barcelona del abogado y escritor vino a coincidir en el tiempo con la decisión de un juez de Sant Feliu de Llobregat de admitir a trámite la denuncia presentada por la asociación ultraderechista Abogados Cristianos contra los presentadores de TV-3 Toni Soler y Jair Domínguez y la actriz Judit Martín a cuenta de un sketch sobre la Virgen del Rocío emitido en el programa Està passant. Por alguna razón, a ninguno de los participantes en la charla le pareció pertinente mencionar este asunto. ◼
«Los principales enemigos de la libertad de expresión están hoy entre el pueblo»