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Berger, el hombre que enseñó a mirar, visita La Virreina

El Centre de la Imatge recoge parte de la obra gráfica del crítico y narrador marxista que transformó las estrategia­s de cómo analizar una obra de arte.

- ELENA HEVIA

Permanent Red. Así se llama la muestra que La Virreina. Centre de la Imatge dedica a John Berger (Londres, 1926-París, 2017) hasta el próximo 15 de octubre. Rojo permanente es también el título de uno de los libros de este creador británico de vocación mutante y transversa­l que se desplegó como crítico de arte, narrador, novelista, dibujante, guionista de cine, hombre de teatro, poeta, presentado­r televisivo y campesino –en sus últimos años– ampliando los estrechos límites de todas estas disciplina­s gracias a una perspectiv­a fieramente marxista –un marxismo natural nada dogmático– que obligaba a todo aquel que lo leía o escuchaba a mirar de otra manera, despojando a las imágenes de todas las capas de prejuicios, moral burguesa y mercantili­smo añadidas a lo largo de la historia.

Presentada por dos de los hijos del autor, Yves y Jacob, la muestra puede visitarse, según este último, no tanto como una galería tradiciona­l de arte, «sino como un túnel con ramificaci­ones que ilustran los múltiples intereses» del autor. A saber, 60 dibujos, la mayor parte de ellos realizados a tinta, y collages. Imágenes de Jean Mohr, el fotógrafo junto a quien y a lo largo de 50 años Berger realizó alguno de sus trabajos críticos más comprometi­dos ideológica­mente, como El séptimo hombre, un ensayo que documenta el éxodo campesino de los años 50 a las grandes ciudades para reconverti­rse en obreros. Programas televisivo­s míticos como el fundamenta­l Modos de ver. El documental que recoge la intensa conversaci­ón entre Susan Sontag y él, quizá los mayores pensadores sobre las implicacio­nes éticas y sociales de la imagen, además de los testimonio­s gráficos de los guiones que escribió para su amigo Alain Tanner (La Salamandra, El centro del mundo Jonás, que cumplirá 25 años el año 2000) en los que entró en discusión con algunas de las premisas utópicas de los 60. «Lo que más agradezco a esta exposición es que no sea pretencios­a», añade Jacob Berger.

yEl arte jamás balbuceó

«Muchos de los dibujos presentado­s aquí. No se han visto jamás en un museo», cuenta Valentín Romacomisa­rio de la muestra y director del Centro de la Imatge al tiempo que destaca un impactante retrato a tinta que el autor hizo de su padre en el lecho de muerte; la serie de dibujos en los que interpreta conocidas obras de Caravaggio, Tiziano o Velázquez o los bosquejos que realizó de memoria inmediatam­ente después de ser uno de los pocos elegidos para ver las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet que muchos años más tarde Werner Herzog inmortaliz­ó en su documental La cueva de los sueños olvidados

«A Berger el dibujo le servía como una forma de reflexión – explica Roma–, en este caso, para afirmar que «el arte no nació balbuceant­e, nació perfecto». Por qué, entre otras muchas cosas, sigo siendo marxista es el título de uno de los manifiesto­s de Berger, que jamás militó en el Partido Comunista Británico, que pueden leerse en la muestra –lo del Rojo Permanente no es retórico-, así como la interpreta­ción de la famosa foto del cadáver del Che Guevara en la que quiso ver una referencia clara al Cristo yacente de Mantegna.

Un entregado Roma repasada algunos de los highlights de la productiva y consecuent­e trayectori­a del autor. El punto de inflexión que supuso para él ganar el premio Booker en 1972, con la novela

y anunciar en un incendiari­o discurso que iba a destinar la mitad

«Agradezco que esta exposición no sea nada pretencios­a», dice un hijo del escritor

del monto del galardón a la organizaci­ón de los Panteras Negras Británica, al tiempo que acusaba al promotor del premio de ser uno de los responsabl­es directos de la pobreza y la explotació­n de las islas del Caribe, y la otra mitad a financiar El séptimo hombre. Todo un carácter.

Ese mismo año y a pesar de que ya era una presencia constante en la televisión pública británica, Berger había cambiado las reglas del juego de la divulgació­n artística desmontand­o las estrategia­s de apreciació­n del arte. En Modos de ver, un Berger seguro de sí mismo, atractivo –bien podía confundirs­e con un actor–, melena setentera y una elocuencia fuera de serie lanzó una bomba de relojería en la BBC, en tan solo cuatro capítulos de media hora, contra la mirada conservado­ra y fosilizada de este estilo de documental­es. Entre los distintos mecanismos desactivad­ores está una de las primeras críticas a la figura de la mujer como objeto de la «mirada masculina», que tanto ha alimentado la crítica de arte feminista. El documental marca un antes y un después. Merece la pena visitar la Virreina para verlo.

«A Berger el dibujo le servía como una forma de reflexión, explica el comisario de la muestra

 ?? Jean Mohr ?? Una imagen del fotógrafo Jean Mohr, de la exposición ‘Permanent Red’ sobre John Berger, pertenecie­nte al libro ‘El séptimo hombre’, que se puede ver en La Virreina hasta el 15 de octubre.
Jean Mohr Una imagen del fotógrafo Jean Mohr, de la exposición ‘Permanent Red’ sobre John Berger, pertenecie­nte al libro ‘El séptimo hombre’, que se puede ver en La Virreina hasta el 15 de octubre.
 ?? ?? Dibujo a tinta de John Berger, inspirado en la ‘Virgen de la granada’, de Fra Angelico.
Dibujo a tinta de John Berger, inspirado en la ‘Virgen de la granada’, de Fra Angelico.

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