La lluvia llega tarde a las cuencas del Ebro y no aliviará las restricciones
Las precipitaciones de este fin de semana y las que están previstas en los próximos días son muy bienvenidas, pero no van a revertir la emergencia porque la situación global es crítica y los caudales de los ríos están en estiaje.
«La zona más crítica de la cuenca del Ebro es Catalunya.» Así de clara es la sentencia de Mario Carreras, jefe de Recursos en Explotación de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). ¿Y por qué van tan mal las cosas en la mitad este de Catalunya? «Porque una de las principales unidades hidrológicas, la cuenca del Segre, lleva meses en emergencia», explica Carreras a este diario.
La emergencia es el peor de los escenarios de sequía previstos por la CHE. Pero, además de esta fase, hay otra catalogación especial que se declara en casos graves: situación excepcional por sequía extraordinaria. Semanas atrás se decretó en la cuenca del Segre, pero ahora, también en el Bajo Ebro . Esta decisión se traslada al Ministerio de Transición Ecológica y de Agricultura para que lo tengan en cuenta a la hora de brindar ayudas y analizar la situación.
¿Las lluvias de este fin de semana y las que vengan en los próximos días pueden revertir la emergencia? El responsable de explotación de la CHE cree que no: «Por mucho que llueva, la situación global es difícil cambiarla. Es verdad que los modelos de predicción prevén más precipitaciones, pero no será suficiente porque partimos de una situación complicada».
A este hecho se suman las escasas reservas nivales. «La mayor parte de la nieve ya se fundió, lo que provocará que la aportación sea mínima». Los caudales de los ríos están en estiaje: no hemos llegado a junio y parece agosto. «El problema es que solo nos queda medio mes de ventana para lluvias -señala Carreras, que añade: Aun así, bienvenidas sean».
Rialb y Oliana
Con más agua en los embalses de Rialb y Oliana, se aseguraría del todo el abastecimiento urbano y se podrían salvar los árboles frutales. Pero las fases de situación de sequía decretadas por la CHE no variarán. «Si la climatología nos da una sorpresa y junio se convierte en el mes de abril de otros años, sería fantástico, pero es poco probable que suceda», advierte Carreras. El escenario es muy pesimista. En octubre, cuando empezó el año hidrológico, se confiaba en que los embalses se llenaran. Pero los meses habitualmente más lluviosos han batido récords de aridez.
En la confederación, reivindican la «buena planificación» que han hecho. «Desde octubre, las comunidades de regantes saben cuál es la situación, ya que se les informa continuamente de la realidad», expone Carreras. «Lo que no se puede hacer es repartir una agua que no tienes, nosotros trabajamos así, y lo que ha ocurrido es que se han cumplido la peores previsiones», se lamenta. A partir de este punto, se tienen que garantizar los abastecimientos urbanos y los caudales ecológicos.