La sequía deja el Banc dels Aliments sin fruta y verdura
La crisis climática amenaza con provocar una crisis alimentaria, especialmente entre las personas sin recursos que dependen de la comida de beneficencia.
«Con el volumen de agua restante, son los regantes los que deciden cómo lo distribuyen, por esto han tomado decisiones como el cierre del Canal d’Urgell. Ellos tienen que decidir qué hacen antes de saber lo que ocurrirá».
Esta justificación llega después de que la Generalitat haya acusado a la CHE de no planificar la escasez de agua. El Govern, de hecho, va un paso más allá y exige competencias sobre las cuencas del Ebro, algo que por ahora descartan desde el Ministerio.
Agonía en el delta
En el delta del Ebro sufren especialmente la sequía de las cuencas del Ebro. El prorrateo que se ha decidido para esta zona es de un 50% del agua que se ofrecía normalmente. Carreras duda de que haya cambios en esta restricción: «Si entra agua en el embalse de Mequinenza o Riba-roja, podrían cambiar las cosas, pero teniendo en cuenta que se tiene que asegurar el caudal del río y que lo que llueva en el Segre se quedará en Oliana y Rialb, es difícil que mejore la situación». Es la primera vez en la historia en la que los arroceros del delta ven como se les limita el uso del agua, un elemento esencial en su producción, ya que riegan los campos por inundación.
A todo esto, la parte final del curso del Ebro y el Segre no son las únicas zonas que están sufriendo la sequía en la cuenca del Ebro. Las unidades hidrológicas de la Noguera Ribagorçana y la Noguera Pallaresa se encuentran en alerta, la fase previa a la emergencia.
Desde la CHE niegan que todo esto haya sucedido por mala planificación. Lo achacan a la falta de lluvias inesperada y aseguran que en todo momento se ha informado a los agricultores para que tomen las decisiones que crean convenientes.
El presidente de los regantes del Canal d’Urgell, Amadeo Ros, no descarta abrir el canal más veces de los previsto si realmente las lluvias cambian la situación en los embalses.
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Los efectos de la sequía se extienden más allá del campo y del mundo agrario y ya afectan, como mínimo, los hogares más vulnerables. El Banc dels Aliments asume que la mayoría de fruta y verdura que suelen repartir cada año, procedentes del excedente de producción del campo catalán y del resto de España, no les llegará esta vez debido a la escasez de lluvias. «Es la primera vez, que yo recuerde, que contactamos con las cooperativas y nos dicen que no tienen producto», alerta Lluís Fatjó, presidente del Banc dels Aliments de Barcelona. El temor de las entidades sociales lo confirman también los productores: «El excedente que podremos repartir en verano tenderá a cero», afirma Manel Simó, presidente de Afrucat, principal asociación de cooperativas fruteras.
La Política Agraria Común (PAC) es la estrategia europea que, entre otros objetivos, busca mantener estables los precios de los productos que se cosechan en toda Europa con el fin de evitar tensiones y competencia entre países. «Tratan de mantener estables los precios cuando se produce mucha fruta o verdura, en los picos de producción, para evitar que el aumento de la oferta provoque que los precios caigan en picado», explica Fatjó. Los bancos de alimentos son claves en todo este proceso. «Todo el producto que les sobra para mantener estables los precios lo retiran del mercado y nos lo dan a nosotros», sigue Fatjó. De esta forma, las familias más vulnerables pueden acceder a fruta, zumo natural de fruta, verdura y hortalizas a precio cero.
El año pasado, el Banc dels Aliments de Barcelona recuperó 3.075 toneladas de fruta y verdura de estos excedentes. La cifra representa el 70% de toda la fruta y verdura que se repartió, y además a coste cero. «Este año estamos con unos números muy a la baja por culpa de la sequía», señala Fatjó. Al haber menos agua, hay menos fruta. Matemática pura. «No tenemos producto, estamos haciendo equilibrios, contactando con cooperativas agrarias de toda España para que nos suministren productos», explica el presidente. Los datos cambian cada semana, pero Fatjó habla de un decrecimiento de entre el 20 y el 30% hasta el momento.
De la alcachofa al melocotón
Es de prever que lo peor llegará en verano. En Lleida ya empieza la recogida del melocotón, el albaricoque y la nectarina, y luego será el turno de la pera y la manzana. «En esta campaña ya no estamos hablando tanto de producción como de supervivencia de los árboles -explica el director de Afrucat, Manel Simón-. Evidentemente este año habrá menos fruta». «Es obvio que esto afectará a los excedentes y a las colaboraciones que podamos hacer con las entidades sociales», subraya Simón.
No son los únicos que asumen que no va a haber excedente sobrante para los más desfavorecidos. «De momento estamos regando con agua regenerada y tuvimos calçots y alcachofas en invierno. Hemos tenido menos excedente, pero lo ha habido. El tema vendrá en verano, cuando empezaremos con el tomate, el melón y el calabacín. Depende del ritmo de lluvias que tengamos el precio subirá y no sobrará ni uno», explican desde el Parc Agrari del Baix Llobregat. Ellos lo ven en su huerta, pero también en la de los demás. «En Mercabarna ya se ve, no llegan las cantidades que llegaban antes», añaden.
A Fatjó le preocupa la falta de estos productos. Temen que la subvención que reciben de la Generalitat para hacer zumos de fruta fresca no se pueda llegar ni a utilizar. Además, hay que recordar que el 20% de los productos que entrega el Banc dels Aliments son fruta y verdura, frente al 30% de los hidratos de carbono, latas en conserva y azúcares. La subida de los precios de la cesta de la compra hace que las entidades sociales cada vez puedan comprar menos productos con el mismo dinero para los más vulnerables, pero las colas del hambre no dejan de crecer.
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