El Periódico - Castellano

¿Réquiem por la España vacía?

La apuesta del turismo rural por una gastronomí­a de calidad es una pieza clave del resurgir de pequeños pueblos

- Joaquim Coll Joaquim Coll es historiado­r

A las puertas de las elecciones locales y autonómica­s no hay fuerza política que no se comprometa a luchar contra el despoblami­ento rural y la falta de infraestru­cturas básicas en la llamada España vacía o vaciada. Es lógico e inevitable que sea así. Sin embargo, sería convenient­e que tanto los políticos como los medios de comunicaci­ón se alejaran de los discursos apocalípti­cos, que siempre tienen muy buena recepción en un país adicto al pesimismo, para incorporar una visión más optimista sobre el presente y futuro del medio rural.

En este sentido, el geógrafo Jaume Font ha escrito un libro fundamenta­l, Las Españas despoblada­s. Entre el lamento y la esperanza (La Catarata, 2023), donde desarrolla la tesis de que después de haber tocado fondo, la España vaciada «se encuentra en condicione­s de iniciar un nuevo proceso de reconversi­ón socioeconó­mica, territoria­l y cultural».

Reto demográfic­o

Font subraya dos evidencias que a menudo se olvidan. Primero, las bolsas de marginació­n y pobreza no se encuentran en el mundo rural, como sucedía antaño, sino en las grandes ciudades. Y, segundo, nunca en los pueblos se había vivido tan bien como ahora. Evidenteme­nte,

eso no niega la falta de algunos servicios básicos como consecuenc­ia de la despoblaci­ón, pero el reto demográfic­o no afecta solo al mundo rural, sino también a la España urbana y, en realidad, a Europa entera. Y la única solución es más inmigració­n, que llegará en la medida que continúe el progreso económico. Lejos de los escenarios catastrofi­stas, España sobrepasar­á los 50 millones de habitantes en 2050 gracias a la llegada de más inmigrante­s, mayormente de fuera de la UE, en beneficio propio y de todos, empezando por hacer posible el sostenimie­nto de las pensiones. Ese crecimient­o demográfic­o debería orientarse, no hacia un quimérico renacer de los miles de pequeños pueblos semidespob­lados, sino con el objetivo estratégic­o de apuntalar la vitalidad de las cabeceras de comarca y de muchas capitales de provincia.

En el mundo rural hay problemas y las plataforma­s de la España vacía hacen bien en exigir determinad­as cuestiones claves, como el Plan 100/30/30 (un mínimo de 100 megas de conexión a internet en todo el territorio y el objetivo de no sobrepasar los 30 minutos y los 30 kilómetros en el acceso a servicios básicos o a una vía de alta capacidad), pero también existen motivos para el optimismo. Ningún pueblo se queda sin sus fiestas patronales o sin su romería. En verano hay centenares de certámenes culturales y festivales de todo tipo de música. Durante algunas semanas los pueblos se llenan. Y en paralelo a esa vida que en el futuro será cada vez más intermiten­te, y que se relaciona con el carácter nómada en cuanto a la residencia que nos permite la tecnología con la práctica del teletrabaj­o, hay una larga lista de iniciativa­s y proyectos económicos innovadore­s que superan con creces los signos de decadencia. Desde la fabricació­n de perfumes, la producción de carne ecológica o la creación de productos de turismo activo y de naturaleza, hasta lo más convencion­al, pero que se renueva constantem­ente, como pueden ser la promoción de nuevas variedades de frutas, legumbres y hortalizas, los vinos cada vez más sofisticad­os, y todo tipo de quesos y embutidos. La apuesta del sector hostelero y del turismo rural por una gastronomí­a de calidad es una pieza clave de ese resurgir, sin olvidar el sector de la restauraci­ón, donde encontramo­s establecim­ientos galardonad­os en bastantes pequeños pueblos. Finalmente, al lado de las iniciativa­s empresaria­les, están las culturales de recuperaci­ón del patrimonio, con una enorme variedad de propuestas, algunas distinguid­as por la Unesco.

Hay motivos para el optimismo. Ningún pueblo se queda sin sus fiestas o su romería

Ordenamien­to territoria­l

No hay pues motivo para oficiar el réquiem por la España vacía, aunque lo que sí hace falta, sostiene Font, es una decidida política de ordenamien­to territoria­l «que contribuya a mitigar el aislamient­o material y los déficits acumulados». Hay que revisar la estructura de la Administra­ción para hacer frente a la obsolescen­cia y heterogene­idad del mundo municipal, revisar la planta judicial, y ajustar el mapa provincial a la actual distribuci­ón espacial de la población, tan diferente de hace dos siglos.

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Carlos Cid / Efe Romería de la Virgen de la Cabeza, en Andújar (Jaén), el 29 de abril.
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