El Periódico - Castellano

«Sacamos el dolor de un año»

- MARCOS LÓPEZ

Aprendió la lección del Bernabéu. Detectó Guardiola la debilidad del Madrid, al que apabulló (hubo un momento del 90% de posesión) con una exhibición coral de fútbol moderno. Hurgó el técnico ‘citizen’ en los laterales blancos para hundir al campeón. Pep tuvo su revancha del doloroso KO de 2022.

Cuando el fútbol celestial del City aplastó al Madrid. Lo dejó Guardiola sin fútbol, tras arrebatarl­e la pelota además de no haber respetado esa historia de la que solía presumir el club blanco porque lo transformó en una caricatura de equipo. La exhibición guardiolis­ta resultó de tal magnitud que Europa se quedó embobada, asistiendo a un espectácul­o maravillos­o, que va mucho más allá de los cuatro goles con los que sometió al conjunto de Ancelotti, cuyo futuro queda ahora bajo sospecha. Ni Liga, a 14 puntos del Barça campeón, ni Champions porque Guardiola diseñó un partido de ensueño. Obra perfecta.

«Han sido mejores, nos han sometido bastante, echamos atrás el culo demasiado pronto», confesó un desencajad­o Carvajal, superado por un descomunal Grealish. El City les llevó a vivir bajo el larguero, sostenidos por las milagrosas manos de Courtois, incapaces de frenar a un equipo que en el Etihad le ha metido ocho goles (4-3 en la temporada pasada; 4-0 en esta). El triunfo se quedó corto. Cuatro fueron hasta pocos porque el baño del City de Guardiola devolvió el recuerdo de aquel Barça que sometió al Madrid (2-6, 5-0) o incluso la final en la que el Manchester United de Ferguson pareció de broma en Wembley (3-1).

La noche fue perfecta para el universo citizen. Fue un rondo de inicio a fin. Le arrebató hasta la mística al Madrid, que se transformó en una piltrafa. Ni el escudo le salvó. Ni siquiera las 14 Champions, sonrojando al madridismo de tal manera que Ancelotti no tiene ahora mismo garantizad­o seguir en junio.

El final del ciclo blanco

Era la vuelta de la semifinal de la Champions. Pero no existió un partido como tal. Fue un rondo gigantesco que se inició en Ruben Dias, tuvo el control y la sabiduría de un maravillos­o Rodri, además, del veneno de Bernardo Silva, quien entendió donde estaba la herida blanca. En las alas. Ni Camavinga, un desastre de lateral, ni Carvajal, superado por Grealish, hallaron antídoto alguno. Se desangraba el Madrid, quien no comprendió nada, absolutame­nte nada de lo que sucedió. «No tiene sentido valorar lo que ha pasado. Es una derrota que duele, duele mucho. Pero puede pasar, el rival jugó mejor que tu», admitió un desconcert­ado Ancelotti, quien recibió la visita de Vinicius tras el 1-0. Enfadado estaba el extremo; más aún, el técnico porque sabe que este ciclo se le acabó entre sus manos en Manchester.

«¿Mi futuro? Nadie duda, el presidente ha sido claro hace 15 días, nadie duda. Llegar a una semifinal es un éxito. Lo que me dijo el presidente en privado no lo diré aquí», sentenció con enfado el italiano. Quien llegó a la final fue Guardiola. «Hemos jugado con el dolor que hemos tenido hace un año en la barriga, lo hemos sacado. Podrían haber sido 6, 7 u 8 goles», dijo Pep.

«¿Mi futuro? Nadie duda, el presidente ha sido claro hace 15 días, nadie duda», dice Ancelotti

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Oli Scarff / AFP Guardiola, eufórico, con Ancelotti, apesadumbr­ado, durante el partido de ayer en Manchester.

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