Lecciones, las justas
Dolió el derbi por lo abultado de la derrota y por la horrorosa imagen del equipo. Nos merecemos ir a Segunda. Está claro. Pero es fútbol, por tanto, hay puntos y hay vida. Y dolió la imagen. A mí no me gustó, con un estadio casi vacío, que seguidores de mi equipo (no más de 120) saltasen al campo para pegar a un futbolista rival. Los actuales gestores del club (y solo ellos) deben resolver con urgencia que se repitan estos hechos. Así de fácil. El Madrid y los vecinos lo hicieron en el año 2003. Se puede y debe hacer.
De ahí, a que la palabra constante de la semana sea «nazismo» y «fascismo» referido al mundo perico y calificando así a todo lo que se menea de color blanquiazul hay un abismo considerable y delata un odio que por insistente resulta, curiosamente, muy fascista.
Pero recibir lecciones de transparencia, las justas; las de un club que tapa el caso Albert Benaiges que queda resuelto con un «aquí no ha pasado nada porque el caso ya está finiquitado y ya no es nuestro». Lecciones del caso Negreira que concluye enseñando seis carpetas por parte del presidente Joan Laporta (nunca sabremos qué había dentro) con el escalofriante argumento: «Se han pagado vía transferencia unas facturas legales y están en la contabilidad del club». ¡Solo faltaría!
Dibujos del ‘Super 3’
Pagas a un juez, a cambio de que te enviara dibujos del Super 3 o partidos de la sub-18... pero has pagado un juez por algo. Y el responsable actual, aunque haya prescrito, le cuadriplicó el sueldo. Fue por algo, supongo. Cinco meses después seguimos sin saberlo.
Lecciones de valores no serán las de Jordi Alba y Ferran Torres, supongo, riéndose de un compañero. Lecciones de aficionados que obligan a un seguidor del Atlético de Madrid a retirar una bandera, las mínimas. Y sigue tapándose todo. Sabemos que los periquitos somos «los otros»: en 2ª A, 1a RFEF, o si Chen se pira y empezamos desde la 4a territorial.
Sonreiremos a quienes no nos pueden ver, no nos soportan y desean nuestra desaparición. Eso no es nazismo, no. Jajaja. Desde aquí, un besi.
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