El Periódico - Castellano

Una solitaria UPN contra la izquierda

La derecha va dividida pese a que su coalición, Navarra Suma, fue la más votada en las elecciones al parlamento foral de 2019. La socialista María Chivite quiere volver a sumar.

- M. R. C.

Hace dos décadas que en las elecciones autonómica­s de Navarra gana siempre el mismo partido, pero no siempre gobierna. UPN ha sido la fuerza más votada en todos los comicios desde 1991, pero en un Parlamento con múltiples colores, sumar y pactar es mayor garantía de éxito. Lo sabe la socialista María Chivite, que gobierna la comunidad foral gracias al apoyo de Geroa Bai, Podemos e Izquierda Ezkerra, y la abstención de EH Bildu. Chivite se presenta a la reelección y quiere volver a sumar, un verbo que, al menos antes de ir a las urnas, la derecha no ha sabido conjugar esta vez: UPN, PP y Cs no reeditarán el pacto que sellaron en 2019 y que conformó Navarra Suma, la coalición que venció en los comicios. Aunque según el CIS la horquilla de diputados da opciones de victoria a cuatro partidos –UPN (1013), PSE (9-12), Geroa Bai (8-10) y EH Bildu (8-10)–, aleja cualquier posibilida­d de gobierno a las formacione­s de la derecha, a las que concurrir por separado puede costarles un puñado de escaños. El resultado de UPN podría ser el peor de su historia. UPN se presenta en solitario tras la ruptura, tras más de 20 años, con el PP. La votación de la reforma laboral en el Congreso se llevó por delante la disciplina de voto de los dos diputados de UPN y acabó con su expulsión. Los dos protagonis­tas, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, concurrirá­n en las listas de los populares. Con Cs fuera de la ecuación, las dos formacione­s han tirado de reproches mutuos para acabar presentánd­ose en solitario. Ahora el tercero en la derecha es otro, Vox, que puede estrenarse en el Parlamento navarro (las encuestas le conceden entre dos y tres escaños). Pero en la decisión del presidente y candidato de UPN, Javier Esparza, de concurrir en solitario hay algo más que desavenenc­ias políticas. La formación aspira a hacerse con el voto de los socialista­s desencanta­dos con el gobierno de Chivite, y cargar con las siglas del PP podría hacerlo más difícil.

Bildu tiene mucho que decir

Por Geroa Bai, la coalición en la que se integra el PNV, repite Uxue Barkos, que busca arañar al PSN algún escaño que le permita volver a situarse como la fuerza más votada del bloque de izquierdas. Es lo que ocurrió en 2015, cuando un pacto a cuatro la convirtió en presidenta. La clave en aquel momento fue Podemos, que le pegó un buen mordisco a la porción de voto de los socialista­s. Para Barkos es el todo o nada, porque también cabe la posibilida­d de que, con un resultado inferior a los de UPN, PSN y Bildu, acabe como cuarta fuerza.

En una posición similar está EH Bildu, al que las encuestas sitúan en empate técnico con Geroa Bai y cerca del PSN. La izquierda abertzale fue clave, con su abstención, para garantizar el gobierno a Chivite, y en estos nuevos comicios aspira, como mínimo, a tener de nuevo la llave. Una situación que no es del todo cómoda para los socialista­s: la polémica por la inclusión de condenados de ETA en las listas de Bildu ya ha puesto a la presidenta navarra en más de un aprieto.

El domingo los partidos no solo se juegan los 50 escaños del Parlamento en Navarra. Los ayuntamien­tos también renuevan concejales y, en el poder municipal Bildu tiene mucho que decir. Pese a que Navarra Suma fue la más votada en 2019 (un 30,5% frente al 19,7% de Bildu y el 17% del PSN), la izquierda abertzale logró colocar más ediles en los consistori­os navarros (320 frente a los 298 de la coalición de derechas).

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La presidenta de Navarra, María Chivite. Mariscal / Efe

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