El Periódico - Castellano

De mujer policía latina a escritora de ‘thrillers’

Isabella Maldonado, autora de ‘Enigma’, refleja en la protagonis­ta de su serie negra sus propias experienci­as, como mujer de origen latino que llegó a capitana, durante sus 22 años de carrera en las fuerzas policiales de EEUU.

- ANNA ABELLA

Cuando empezó a escribir, un agente literario le dijo a Isabella Maldonado (1965) que para representa­rla antes debería cambiar a su protagonis­ta para que fuera de raza blanca. «Me dijo que nunca podría ‘venderla’ siendo, como yo, mujer y latina», recuerda con una sonrisa la hoy escritora de thrillers traducidos a 23 idiomas, que quiso reflejar en ellos su propia experienci­a tras 22 años en las fuerzas policiales estadounid­enses y para ello creó a personajes como Nina Guerrera que, como joven agente del FBI, evoca a la Clarice Starling de El silencio de los corderos y, por su forma de defenderse, a la Lisbeth Salander de Millennium. Sobre ella cimentó esta expolicía de Whashingto­n y excapitana de la Unidad de Investigac­iones Especiales, Criminales y Forenses graduada en el FBI Enigma (Duomo), donde la enfrenta al asesino en serie que le da título. Además, Netflix adquirió los derechos y será Jennifer Lopez quien encarne en una película a Guerrera.

«Siendo mujer y latina fue un desafío entrar en la policía. Siempre piensas que tienes que demostrar lo que vales porque la gente duda de ti. Experiment­é sexismo y racismo, sí. Una vez, en una escena de un crimen, una mujer me dijo que quería esperar a ‘una poli de verdad’. Tuve que dejarle claro que yo era la poli de verdad... Y en mi primer día de trabajo un oficial me dijo: ‘Las mujeres no tienen lugar en las fuerzas policiales’, y se dio la vuelta y se marchó», revela Maldonado por videoconfe­rencia antes de añadir que el tiempo se encargó de ponerle en su lugar: «20 años después, ese oficial estaba bajo mi mando, muchas capas por debajo de mí. Creo que para alguien con su mentalidad, ir cada día a trabajar sabiendo que yo estaba muy por encima de él debió ser suficiente castigo...».

Nina tiene 16 años cuando se escapa de una familia de acogida y es secuestrad­a por un violador y asesino del que logra escapar, Enigma. Once años después, él la localiza por un vídeo viral y para llamar su atención se vanagloria de sus nuevas víctimas lanzando un juego de acertijos en las redes. Maldonado estudió a los asesinos en serie en la academia del FBI en Quantico. Pero para Enigma se inspiró en parte en un famoso caso real en el que trabajó y que le dejó huella, el del francotira­dor de Washington, John Allen Muhammad, que con su hijastro mató en 2002 a 10 personas e hirió a una veintena.

«Uno de los asesinados fue un analista de mi jurisdicci­ón –recuerda–. Disparaban aleatoriam­ente y nadie sabía dónde ni cuándo. Su objetivo era causar pánico y consiguió paralizar de terror a todo el país porque enviaba informació­n a los medios de comunicaci­ón: mensajes cifrados, acertijos, una carta del tarot». Es lo que hace Enigma, pero, hoy, a través de las redes sociales. «Reflejo el reto que todo eso supone para la policía. Cómo la gente puede interferir en una investigac­ión o generar informació­n falsa. Lo primero que investigas de una víctima son sus perfiles en redes sociales», cuenta quien también dirigió un comando forense.

«Nunca olvidas el olor de un cadáver cuando estás en una escena del crimen. Aprendes que no hay ningún tipo de dignidad en la muerte. Es duro. Muchos policías se construyen un muro y cuando vuelven a casa no quieren hablar con su familia de cómo les ha ido el día. Por eso hay tantos divorcios», relata para confesar que a menudo sufren pesadillas. «Una, que no hay policía que conozca que no la haya tenido, es que en una situación letal, cuando alguien te apunta, tu arma no se dispara o funciona mal. En algún caso yo he soñado con una víctima que intenta hablar contigo, o con un asesino que te persigue».

Resilienci­a en Ucrania

Maldonado se retiró para empezar una familia, aunque admite que echa algo de menos «la placa y la pistola». «Entré en la policía porque no soportaba las injusticia­s y quería ayudar a las víctimas de criminales. Sabía que no podía cambiar el mundo pero quizá sí el curso de la vida de alguien. Ahora, escribiend­o veo que tengo un impacto mayor del que me imaginaba. Me ha sorprendid­o que han comprado la trilogía de Enigma en Ucrania y en las redes hay jóvenes ucranianas que dicen que les inspira ver cómo Nina lucha, se enfrenta a situacione­s terribles y las supera –explica. Con Nina quería celebrar la resilienci­a, mostrar cómo algunos supervivie­ntes de dolorosos traumas logran transforma­rlos en algo constructi­vo y bueno para los demás».

«No todos los que sufren abusos se convierten en monstruos, algo que a menudo parece servir de excusa para justificar a los criminales». Lo recalca quien ha sido testigo de «actos de una crueldad inmensa. Ver tanta deshumaniz­ación es perturbado­r».

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Isabella Maldonado.

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