Construmat abre puertas con especial atención a la rehabilitación
El salón Construmat abrió ayer sus puertas en Fira de Barcelona. En momentos complejos derivados de la subida de los tipos de interés e incremento de los precios de los materiales, la feria ha diseñado en esta edición una muestra ajustada, sin alharacas ni muchedumbres pero mucho profesional necesitado de soluciones. No es esta feria terreno acotado para grandes constructoras sino más bien lo contrario, lugar idóneo para firmas medianas y empresarios autónomos, de chaqueta ocasional y tejano de batalla. Protagonistas del riesgo empresarial y márgenes en juego.
Pese a los esfuerzos institucionales de impulsar el Construmat con abrigo de sostenibilidad, lo cierto es que el mercado se mueve en torno a la rehabilitación, nuevos materiales intentando ganar cuota y las fórmulas milagrosas para hacer mejor, distinto y más barato. Cierto que expone espacio y notoriedad la oferta dedicada a la construcción en madera, pero todavía es una alternativa de construcción en menos manos, frente al constructor o profesional dedicado a reformas rápidas de pisos y quitar bañeras para poner platos de ducha. La casuística del sector de la construcción es inabarcable y en Construmat puede lograrse algo que es cada vez más complejo, la diferenciación con respecto a la competencia y lograr nuevos distribuidores.
Potencia mundial
El sector en España es uno de los más potentes del mundo, con gran concentración de grandes compañías que están creciendo cada vez más en el extranjero. Las 11 grandes compañías españolas facturaron el pasado año del orden de 70.680 millones de dólares, mientras que las 74 mayores firmas chinas llegaron a 120.010 millones. Las 20 primeras compañías elevaron sus ingresos más del 19%. Solo en Catalunya se calcula que hay en torno a 40.000 empresas del sector de la construcción.
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